15.4.09

Falsificadores de documentos perjudican a funcionarios


SANTO DOMINGO. Los falsificadores no detienen su ritmo en procura de lograr la validación de sus actos ante las instancias correspondientes para sustraer bienes inmuebles a legítimos propietarios, quienes están siendo víctimas de una nueva maniobra consistente en la clonación de sus documentos de identidad.

Pero en el primer trimestre de este año las autoridades "le echaron el guante" a 120 personas, en contra de las cuales han instrumentado 48 expediente por ante los tribunales.

Solamente en Higüey reposan 30 de esos casos falsificaciones, correspondientes a la parcelA 67-B, una de las porciones más grandes del país, donde el Estado cuenta con más de 48 millones de metros cuadrados.

Las firmas de la Procuraduría General de la República, la Cancillería y de cónsules también son víctimas de los falsificadores, que hacen constar en sus certificados la validación de las mismas en los documentos llevados al Registro de Títulos.

Fermín Casilla Minaya, abogado del Estado ante el Tribunal Superior de Tierras, observa que en esas maniobras actúan asociaciones, donde una persona fabrica el documento alterado, el que dirige una instancia a Impuestos Internos para el pago de los gravámenes de transferencias o de hipotecas, el que deposita en el Registro de Títulos, los notarios que legalizan las firmas y otros miembros del tinglado.

Uno de los casos de adulteración más importantes que cita es el imputado de una estafa por más de RD$50 millones en contra del pelotero de Grandes Ligas, Julio Lugo, por el cual fueron enviados a juicio dos acusados.

Para materializar sus propósitos, explica que ubican un inmueble, sobre todo un solar, proceden a obtener una copia del certificado de título para hacer una publicación declarando el título como perdido.

Luego redactan un poder haciendo constar que el propietario del inmueble presuntamente lo autoriza a declarar la pérdida, documentos que son depositados con una declaración jurada consignando que no se ha hecho ninguna operación.

"Sacan el título, lo retiran y entonces proceden a transferírselo con el mismo poder a otra persona por una determinada cantidad de dinero". Casilla Minaya dice que a veces los falsificadores van más lejos, haciendo dos transferencias haciendo creer que el segundo es un comprador de buena fe, en procura de que el Registro de Títulos expida su certificado

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