21.1.11

La Virgen de la Altagracia: dos versiones y una tradición

La celebración católica por el Día de la virgen de la Altagracia, proclamada madre protectora y espiritual de los dominicanos, data de varios siglos y tiene al menos dos versiones conocidas sobre el motivo de su conmemoración cada 21 de enero.

Uno de los relatos, tal vez el más científico, se atribuye a los hermanos españoles Alfonso y Antonio Trejos, quienes, según documentos históricos, trajeron la imagen de la Virgen en un cuadro pintado al óleo.

La devoción se ha difundido tanto, que se celebra a nivel nacional con un día de asueto y, aunque su mayor concentración se registra en la Basílica de Higüey, incluye celebraciones en casi todo el país.

Al mudarse los hermanos Trejos a la ciudad de Higüey llevaron consigo esta imagen y más tarde la ofrecieron a la parroquia para que todos pudieran venerarla.

Esta versión indica que en el año 1502, en la isla de Santo Domingo ya se daba culto a la madre de Jesucristo, según la tradición católica.

Ya para el 1572 se terminó el primer santuario altagraciano y en el 1971 se consagró la actual Basílica, que con el devenir de los años se ha convertido en un centro de peregrinación de miles de dominicanos y hasta de algunos extranjeros.

Otra versión es la que cuenta el padre Nelson Clark, del Santuario Arquidioceno Nuestra Señora de la Altagracia, ubicado en la Ciudad Colonial, de la capital, quien dijo que la celebración de la fecha también se atribuye a la hija de un rico mercader español que residía en Higüey, que le pidió a éste que le llevase de Santo Domingo un cuadro de la Altagracia.

Dijo que, según la historia, el comerciante no encontró la imagen y que, apenado, le contó a alguien su situación y que esa persona se la proporcionó.

“De regreso, triste por no haberla encontrado, un anciano le dijo: aquí está la imagen que estaba buscando, y le mostró la virgen, entonces se la llevó a su hija”, relata.

El religioso indica que la imagen se movió a una mata de naranja que había en el patio de la casa y que al otro día la niña fue a buscarla y que entonces se le apareció la Virgen y que le dijo que ella quería una iglesia.

“Sigue siendo un misterio, porque no hay datos tan precisos como los de los hermanos Trejos, y los de la otra versión fundamentan toda la historia de esta tradición”, agregó Clark.

La veneración a María, denominada de la Altagracia por la gracia que recibió de ser la madre del hijo de Dios, se fundamenta en la creencia católica de que permaneció virgen e inmaculada. Las denominaciones protestantes difieren de este criterio.

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