7.1.11

politica exterior

La política exterior de República Dominicana ha estado sometida a pruebas importantes, durante los últimos meses. Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela han experimentado cambios en su vida institucional que no le son ajenos al país. En unos casos, el Gobierno dominicano ha decidido tener una participación clara y directa, en otros ha preferido mantenerse en bajo perfil, lo que a fin de cuentas también constituye una reacción al acontecimiento político que se desarrolla fuera del territorio nacional. Con perspectivas distintas, Juan González, politólogo y catedrático universitario y Eddy Tejeda, abogado y experto en asuntos migratorios, analizan hasta qué punto la política exterior dominicana camina por un terreno minado en el escenario regional. Para González, “República Dominicana se ha conservado como un actor de diálogo y concertación ante los conflictos internos y bilaterales de los países latinoamericanos, ya que su política se ha caracterizado por el respeto a la autodeterminación de los pueblos”. La reflexión individual de los casos, sin embargo, no conduce necesariamente a esa conclusión. A juicio de Tejeda, la construcción de una verja perimetral en la frontera con Haití muestra “una agresividad fuera de serie”. El proyecto fue anunciado por el presidente Luis Abinader en su primer discurso de rendición de cuentas, tiene por objetivo reforzar la seguridad y el control migratorio y está en plena en ejecución, aunque se sigue informando que iniciará en el próximo mes de octubre. Tejeda considera que Haití es un país que está en una situación de violencia y pobreza extrema, por lo que construir un muro debería ser impensable. “Algo está pasando aquí que no está cónsono con la realidad geopolítica ni insular porque sabemos que hay una migración haitiana muy necesaria en el país, muy laboriosa, que tiene poco acceso a obtener una residencia y que está irregular”, comentó. Criticó, además, que tras el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise, República Dominicana haya solicitado la intervención de la comunidad internacional para que la vecina nación pueda superar la crisis institucional que le afecta. “La posición dominicana es que vengan, que intervengan, cuando lo que ha dicho todo el mundo es: vamos a ver cómo los haitianos resuelven la situación entre ellos porque es un asunto interno”, observó. Recordó que si hay un principio fundamental en las relaciones internacionales es el de no intervención en los asuntos internos de los Estados y lamentó que las autoridades dominicanas no lo tengan presente, pese a que está consignado en el artículo 3 de la Constitución de la República. Desde la óptica del profesor universitario Juan González, la mejor muestra de que el Gobierno dominicano mantiene una buena vecindad con Haití es el hecho de haber priorizado el diálogo como solución al conflicto generado por la construcción de un canal de riego en el río Masacre. “El país no ha tenido una actitud beligerante, sino más bien de buscar una solución negociada al conflicto”, indicó el especialista en Ciencias Políticas. Para él, el reclamo que ha hecho República Dominicana a la comunidad internacional para que propicie el diálogo entre los diferentes actores políticos, económicos, sociales y religiosos se ajusta a las normas internacionales que regulan la relación entre los Estados. Su argumento es el siguiente: “Además de la crisis política, Haití padece viene padeciendo otras crisis: la sanitaria por la pandemia del Covid-19; la económica, porque desde el 2019 su economía viene decreciendo y por último, la crisis alimentaria ya que, según algunas ONG, alrededor del 46% de la población está en una situación de hambruna”.

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