14.6.11

Chirac dice en sus memorias que no se fiaba de Sarkozy

Nicolas Sarkozy y Jacques Chirac
El expresidente de la República Jacques Chirac, de 79 años, sobre el que pende todavía un juicio sobre su paso como alcalde de París, ha saltado al primer plano de la actualidad mediática por otra cuestión: su tormentosa relación con el presidente Nicolas Sarkozy, tanto en el presente como en el pasado.
Chirac acaba de publicar el segundo tomo de sus memorias, titulado Le temps présidentiel (El tiempo presidencial), en el que cuenta sus años al frente de la República, desde 1995 a 2007 y en el que, por primera vez, describe a Sarkozy, que fue su ministro del Interior durante varios años: "Es nervioso, impetuoso, le rebosa la ambición, no duda de nada y menos de sí mismo".


En otra parte del libro, Chirac confiesa que pensó en Sarkozy como posible primer ministro: "Tiene cualidades: capacidad de trabajo, energía, sentido táctico, dinamismo y un insaciable apetito de acción". Pero no se decidió porque no se fiaba: "Sarkozy no es lo suficientemente fiable para lo que se debe esperar de su primer ministro. Corría el riesgo de encontrarme enfrentado a un primer ministro decidido a discutirme mis propias prerrogativas, presto ya a aspirar a mi sucesión". Y resume: "Había zonas de sombra y malentendidos entre Sarkozy y yo".

La venganza
Chirac también recuerda cómo en enero de 2004, Sarkozy, entonces ministro del Interior, en un viaje a Japón, ironizó sobre los amantes de los combates de sumo. "Fingí no haberme dado cuenta (...) a pesar de que denigraba a Japón, una de mis pasiones, como él no ignoraba", explica. "Algunos de mis ayudantes se extrañaron entonces de que no reaccionase a esas frasecitas dichas contra mí por un ministro. Pero responder a eso, al menos en público, (...) no hubiera sido digno para un presidente de la República".

Ahora, Chirac se ha vengado de los chistecitos sobre el sumo. No solo con el libro. El sábado, en Sarran (Corrèze), región de origen de Chirac, este aseguró, en una inauguración de una exposición sobre arte chino, que en la próxima elección presidencial votará al socialista François Hollande, también de Corrèze, presente en el acto, y no por Sarkozy, de su misma formación política después de todo. El comentario levantó revuelo. Tanto, que el mismo Chirac se vio obligado a explicarse: "Se trataba del típico humor de los de Corrèze entre republicanos que se conocen desde hace mucho".

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