1.6.11

«El gatopardo» ruge de nuevo

«El gatopardo» fue una de las películas míticas de los años sesenta (se estrenó en 1963 y consiguió la Palma de Oro en Cannes de esa edición), un filme de una intensa belleza decadente y crepuscular que además contó con un excepcional reparto.
Porque a las órdenes de Luchino Visconti, el director encargado de llevar al cine la versión de la torrencial novela homónima de Lampedusa, se pusieron un impresionante Burt Lancaster, escoltado por una bellísima Claudia Cardinale y un Alain Delon para comérselo.

El filme vuelve este viernes a las pantallas, exactamente a los cines Verdi, en colaboración con la Embajada de Italia, con motivo del ciento cincuenta aniversario de la unificación del país transalpino. En concreto, se trata de la copia en 35 mm. Restaurada en el technicolor original y en su versión de 188 minutos. La versión inglesa tenía 161 minutos de metraje y la habitual en los cines españoles, 151.

«El Gatopardo» le viene como anilllo al dedo a la celebración que se conmemora pues el telón de fondo de su acción, además del derrumbe de la aristrocracia tradicional y al ascenso de la burguesía, es la guerra de unificación y, en concreto, el desembarco de los camisas rojas de Garibaldi en Sicilia, donde vive el Príncipe de Salina (Lancaster), quien intenta defender a su familia y a su clase en ese torbellino revolucionario. Mientras, su sobrino Tancredi (Delon) se enamorará de Angelica (Cardinale), hija de un símbolo de la nuevas clases emerergentes, un alcalde nuevo rico y sin abolengo.

Extraordinarios añadidos
La película, con momentos de gran belleza y toda una superproducción para lo habitual en el cine europeo de la época contó con extraordinarios añadidos además de la dirección y la interpretación. El diseño de vestuario fue obra de Piero Tosi («Muerte en Venecia», también de Visconti); la fotografía corrió a cargo de Giuseppe Rotunno («Amarcord», de Fellini); el lujoso diseño de vestuario estuvo en manos de Mario Garbuglia («Waterloo»), y el montaje estuvo dirigido por Mario Serandrei, que también participó en «Rocco y sus hermanos», otra de las obras maestras de Visconti, también interpretado por Alain Delon. El do de pecho final lo puso la banda sonora del inigualable Nino Rota.

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