3.6.11

Las Madres de Tiananmen no olvidan

Las Madres de Tiananmen, el colectivo que hoy recuerda la muerte de los estudiantes en el centro de Pekín hace ya 22 años, ha anunciado que el Gobierno de Pekín estaría barajando la posibilidad de comprar el silencio de las familias de las víctimas.


El grupo ha documentado la muerte de 203 ciudadanos que pedían reformas políticas y libertades aquella madrugada del 3 al 4 de junio de 1989, aunque considera que muchos más pudieron perder la vida a manos del Ejército de Liberación Popular.

En el pasado se había rumoreado sobre posibles arreglos económicos entre autoridades y familias, siempre extraoficiales y en secreto, pero es la primera vez que 'las madres' hacen públicos los detalles de una oferta. Según el colectivo, ésta fue rechazada de plano, porque la indemnización propuesta no se acompaña de un reconocimiento explícito de los hechos, ni mucho menos de una disculpa oficial.

"En China también hay mucha indignación, pero el gobierno hace muy buen trabajo aislando y conteniéndola"En su carta abierta anual, 127 familiares explicaban que agentes contactaron a una de las familias en febrero y abril de este año presentándose a "título personal" y no como representantes de una institución oficial. El objetivo de los funcionarios, relata el grupo, era tantear cuál sería la cantidad que permitiría "resolver el asunto".

"Queremos la verdad, no el dinero", escribe la líder de las madres, Ding Zilin. "El asesinato de los miembros de nuestras familias fue un acto cometido por el gobierno, y cualquier propuesta para resolver esta tragedia con dinero, y hacerlo además de tapadillo, es un insulto a nuestros seres queridos y una ofensa a nuestro grupo".

Campaña represiva
Como cada año, la seguridad se ha incrementado en la capital del país para impedir cualquier expresión de respeto a los muertos de Tiananmen. Así ocurrió hace unos días cuando un grupo de más de un millar de peticionarios de Shanghái quiso manifestarse en la céntrica plaza de la capital. En China, los 'peticionarios' son aquellos ciudadanos en litigio con las autoridades locales que acuden a la administración central como último recurso de amparo.

El grupo también quiso celebrar una vigilia por los estudiantes en un parque de Shanghai, aunque los agentes de seguridad descubrieron los planes y la impidieron dispersando a los peticionarios. La intransigencia habitual hacia las expresiones de descontento se ha visto reforzada en los últimos meses, desde que la llamada a replicar en China las protestas del jazmín se extendió por Internet, aunque con escasa respuesta en la calle.

El cerco a la disidencia, y la represión de las más tímidas expresiones de descontento, han sido calificadas por los grupos de defensa de derechos humanos como la ofensiva más dura desde la caza de brujas que desató Tiananmen en 1989.

Para Iniciativa por China, una ONG fundada y liderada por algunos de aquellos estudiantes que participaron en las protestas, "el mismo régimen que perpetró la matanza de estudiantes" lleva a cabo una sistemática campaña "de encarcelamientos, torturas, desapariciones y acoso a su propia gente por hablar en favor de la democracia". El colectivo pide a la Asamblea de Naciones Unidas que exija responsabilidades a Pekín.

"En China hay mucha indignación"
Para Defensores de los Derechos Humanos en China (CHRD, en inglés), que contabiliza en un centenar los ciudadanos detenidos o acosados desde que en febrero se extendió la llamada a replicar en China la primavera del jazmín, "nunca se había visto un nivel de represión tan aguda desde la caza de brujas que siguió al 4 de junio de 1989".

A la dureza de la ofensiva constribuye la proximidad de fechas sensibles para el Partido Comunista de China. El 23 de julio de 1921, hace 90 años, se celebró en Shanghai su congreso fundacional (la fecha oficial del aniversario, por un error de memoria atribuido al fundador del Partido, Mao Zedong, es sin embargo el primero de julio). Además, el año que viene está previsto un delicado relevo en el liderazgo que suele dar pie a luchas internas y maniobras de presión dentro del partido que aportan inestabilidad.

"El gobierno está más inseguro en el poder desde 2008, y con las protestas en Oriente Medio y Norte de África, entiende que debe ser proactivo en tomar medidas antes de que se produzca el arrebato", señala a ELMUNDO.es Wang Songlian.

Para la investigadora de CHRD, la inflación, corrupción, o falta de libertad de expresión e información siguen presionando a la sociedad china de hoy, incluso de forma más severa que hace dos décadas en Tiananmen. "En China también hay mucha indignación, pero el gobierno hace muy buen trabajo aislando y conteniéndola", indica Wang.

Según la organización, 16 activistas siguen retenidos de los 48 contabilizados en cuatro meses. A siete de ellos les han acusado formalmente y uno ya ha recibido sentencia. Tampoco se ha sabido nada de 12 de los 22 desaparecidos de forma ilegal, sin un arresto formal. La tortura y el trato vejatorio han sido "rutinarios", según CHRD.

Li Tiantian, una abogada de Shanghai especializada en casos de derechos humanos, contaba recientemente cómo sus captores la maltrataron y la interrogaron sobre su vida sexual, recurriendo también a amenazas y chantajes a su pareja y familiares.

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