3.6.11

Rafael Nadal....Y sin embargo es finalista.....Roland Garros

Rafael Nadal
John Isner, aquellos cinco sets, tantas dudas y preocupaciones en la cabeza de Rafael Nadal. Que cerca quedan, ni dos semanas atrás, y que lejos se ven hoy después de asistir a un buen curso de movilidad y golpeo de la pelota ante Andy Murray, el número cuatro del mundo, el escocés que cada año compite mejor sobre tierra batida pero que pronto comprendió la diferencia entre medirse al balear a tres o a cinco sets sobre la superficie lenta.
En la Philippe Chatrier, un infierno rojo bajo el sol y entre remolinos de viento, el diablo de azul sacó su tridente y cocinó sin prisa pero a altísima temperatura a su víctima en tres horas y 17 minutos, por 6-4, 7-5 y 6-4. Nadal disputará el domingo (15.00 horas), si la lluvia lo permite, su sexta final en siete años. Sólo Borg ha participado en tantas.

Una nueva salida en tromba de Nadal, bien posicionado, decisivo con su derecha, sin errores con el revés, sorprendió a Murray tanto como a Soderling en la ronda anterior. Tres errores consecutivos del escocés -propiciados en parte por la intensidad ejercida desde el otro lado de la pista, en parte por los efectos de otro día ventoso en Porte d’Auteuil-, seguidos de una derecha definitiva de Nadal a media pista crearon la primera ventaja del encuentro para el balear (2-1 y servicio).

Sonó entonces el despertador de Murray, que lentamente comenzó a desperezar su prodigiosa muñeca, mano de seda, para variar ritmos, longitudes y latitudes. Recurrió con frecuencia a la dejada, tratando de atraer a Nadal a la red, obligándole a abandonar la línea de fondo, donde mejor no jugarse los cuartos con él. Tres puntos de 'break' contó para romper de vuelta el saque perdido. El primero se perdió tras un buen servicio y un sencillo remate de Nadal. El segundo, tras un revés ganador del español precedido de una 'caña' que con suspense se posó cerca de la línea. El tercero, con un resto a la red contra un segundo servicio.

Siguió Murray peleado con su servicio, acorralado, concediendo 'breaks' hasta verse en sumido en un 5-1 adverso, de nuevo el saque en su poder. Y el termómetro subiendo por encima de los 30 grados. Entonces sucedió que Nadal activó ese 'tic' tan suyo cuando disfruta de una ventaja confortable en el marcador y retrocedió. Cedió la iniciativa y con tres errores consecutivos entregó la mitad de su renta. Y pudo agotarla toda si Murray hubiera aprovechado alguna de las dos ocasiones de que disfrutó con 5-4. Se le escaparon. No serían las únicas.

Murray tiró menos de muñeca y más de músculo, una vía más directa, sin tanto desgaste, y aunque siguió padeciendo al servicio, al menos su nueva agresividad incomodó el de Nadal. Así, alcanzado el quinto juego del segundo parcial, el duelo entró en una espiral de 'breaks', cuatro consecutivos, empate deshecho por el campeón poco después con una nueva ruptura, esta vez para 6-5, derecha cruzada a la línea festejada como un gol en su rincón. A continuación cerró el set en blanco.

Desplazamientos 'sobre ruedas'
De nuevo omnipresente en la pista, como si se desplazara sobre ruedas, y más activo en la red, es decir como siempre, Nadal aprovechó el golpe moral y siguió encadenando puntos, 12 de un tirón desde que obtuvo el punto de ‘break’ definitivo en el segundo parcial hasta el 2-0 y 30-0 del tercero.

A pesar del 'ochomil' que debía escalar, el británico para darle la vuelta al encuentro, misión imposible, no le perdió del todo la cara al duelo. Dispuso de más puntos para equilibrar la manga en el cuarto, sexto y octavo juegos, pero una veces él con sus restos a la red, otras Nadal con su servicio abierto, una derecha o una dejada evitaron la prolongación a un cuarto episodio.

"Ha sido un partido muy bueno, técnico, mental", destacó Nadal tras su triunfo 44º en Roland Garros. "No se aprecia desde fuera el viento que hace. Cuando soplaba a favor era mortal, daba mucho miedo golpear la pelota. Estoy muy feliz, porque he dado otro pasito adelante".

Hasta de 18 oportunidades para quebrar el saque de oponente dispuso Murray. Sólo aprovechó tres. En la final de 2007, Federer concretó una de 17 ante este especialista de las situaciones límite. El jefe de la 'arcilla' acabó gustándose con su derecha, alimentando su autoestima, que buena falta le hará para la final. Al fin disfrutó sobre la pista, su pista. Hoy más que ayer, de número uno o de dos, Nadal vuelve a ser Nadal.

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