13.11.11

Sexo y poder en Washington


Kennedy y Marilyn
Washington es la capital política del mundo, la ciudad donde se toman las decisiones de las que dependen no solo las condiciones de vida de los ciudadanos estadounidenses sino, en buena medida, las que rigen en los puntos más distantes del planeta. Hacia los cenáculos del poder allí establecido se dirigen todas las miradas al igual que siglos atrás convergían los ojos en Roma.
Pero, del mismo modo que ocurría con los emperadores, los modernos césares son muchas veces rehenes de sus más primitivas pasiones.
La historia política de Estados Unidos está salpicada de escándalos de índole sexual, amplificados en las últimas décadas gracias a la proliferación de medios de comunicación de todo tipo y a la ruptura del pacto no escrito que en otros tiempos regían las relaciones entre los periodistas y aquellos que detentaban el poder en asuntos de esta índole.
El último en verse afectado ha sido uno de los aspirantes a la nominación del Partido Republicano para la presidencia, Herman Cain, quien justo cuando había logrado colocarse a la cabeza de los sondeos, vio cómo se desempolvaba una vieja historia que ha hecho tambalearse su candidatura y que podría acabar con sus esperanzas de luchar por la Casa Blanca. Hace un par de semanas, la web Político informaba de que este empresario que había logrado conectar con las bases del 'Tea Party' presuntamente acosó sexualmente a dos empleadas en los años noventa. Ambas se habrían visto obligadas a guardar silencio sobre el asunto a causa de un acuerdo monetario con Cain. Quien no se calló fue Sharon Bialek, una mujer que habría conocido a Cain a finales de los años setenta durante una convención de la Asociación Nacional de Restaurantes. Años después, cuando se quedó sin empleo, habría ido a ver a Cain, que presidía por entonces la patronal, para pedirle trabajo. De acuerdo con su relato, el empresario habría intentado propasarse. Y aún hay otra fémina más, Karen Kraushaar, que acusa a Cain, de haberla acosado.
El golpe a la candidatura de Cain ha sido grande pero aún no irremediable. De momento, sigue liderando las preferencias de los republicanos, de acuerdo con una reciente encuesta publicada por la cadena CBS. Pero ha empezado a perder respaldo, especialmente entre las mujeres. Por esa razón, no ha tardado en reaccionar, argumentado que todo forma parte de una campaña orquestada por uno de sus rivales, Rick Perry, para acabar con sus opciones.

La becaria y el presidente

La veracidad de las acusaciones contra Herman Cain es algo que aún falta por probar. Pero tengan base o no, han hecho que muchos analistas recuerden un precedente, no tan lejano en el tiempo, que a punto estuvo de provocar la caída de un presidente en ejercicio. Y curiosamente, uno de los que más fustigó entonces a dicho mandatario es ahora uno de los rivales de Cain en las primarias republicanas, Newt Gingrich.
Gingrich presidía la Cámara de Representantes cuando Bill Clinton debió dar cuenta de sus relaciones con una becaria, Monica Lewinsky. El fiscal Kenneth Starr llevaba meses indagando en la conducta del presidente y había conseguido pruebas de que Clinton había mantenido relaciones sexuales con Lewinsky en el Despacho Oval. Se abrió un proceso de 'impeachment' contra el demócrata por perjurio, abuso de poder y obstrucción a la justicia. La Cámara de Representantes votó a favor de su destitución, pero la iniciativa no pasó el corte del Senado. Clinton había resistido pero su mandato estaría para siempre asociado al 'escándalo Lewinsky', la culminación de una campaña orquestada por los sectores conservadores para destruir al hombre que había resucitado al Partido Demócrata atacando su punto más débil, la pasión por las faldas, que ya había estado a punto de cercenar su carrera cuando una mujer, Jennifer Flowers, declaró, en plenas primarias, que el por entonces gobernador de Arkansas y ella habían sido amantes durante años.

El insaciable JFK

Clinton se había presentado como una suerte de moderno Kennedy. Los paralelismos con el añorado presidente eran evidentes. Jóvenes, telegénicos, dotados de un carisma arrollador… JFK había sido el ídolo de Clinton, quien tuvo la oportunidad de estrecharle la mano en la Casa Blanca cuando era apenas un adolescente, momento que quedaría inmortalizado en una fotografía que la campaña de Clinton sacaba a cada paso. Compartían algo más que un ideario: su debilidad por las mujeres.
Y es que cuando de sexo y poder en Washington se habla, es inevitable referirse al 35 presidente de EE UU. Bajo su aspecto lozano, se escondía un hombre que padecía tremendos problemas de salud. Pero nadie lo diría a tenor del vigor sexual del que dan cuenta numerosos historiadores. A Kennedy se le han atribuido relaciones con múltiples mujeres. De jóvenes, cuentan que los hermanos Kennedy luchaban por quitarse las novias unos a otros. Y si alguno de ellos se despistaba, se arriesgaba a encontrar a la chica que había invitado a casa en la cama del patriarca del clan, el embajador Joseph P. Kennedy. De aquellos años mozos, la relación más notable de JFK es la que mantuvo con Inga Arvad, una bella periodista danesa que había sido fotografiada junto a Adolf Hitler en los Juegos Olímpicos de Berlín y de la que se sospechaba era una espía nazi.
Casado ya con Jacqueline Bouvier, siguió siendo un Casanova. Miembros de su equipo introducían secretamente mujeres en la Casa Blanca para deleite del presidente. Pero la relación más notable fue la que habría tenido con la que por entonces era la mujer más deseada del mundo, la actriz Marilyn Monroe, quien habría pasado de las manos del presidente a las de su hermano, el Fiscal General Robert F. Kennedy. Mucho más turbio era el hombre con el que el mandatario compartió a otra de sus amantes, Judith Campbell Exner, que saltaba de la cama de JFK a la del capo mafioso Sam Giancana.

La esclava de Jefferson

Claro que se equivoca quien piense que eso de las amantes presidenciales son cosa de los últimos decenios. Es algo que ha existido desde los comienzos de la república. Como ejemplo, Thomas Jefferson, uno de los reverenciados ‘Padres Fundadores’ y que fue la tercera persona en ocupar la más alta magistratura de la nación. Fue uno de los principales artífices de la Declaración de Independencia, pero también ha sido acusado de haber mantenido durante años relaciones íntimas con una de sus esclavas, Sally Hemings, con la que habría tenido incluso descendencia. De James Buchanan, presidente entre 1857 y 1861, se ha dicho que mantuvo una relación homosexual con el senador William King.
Incluso el reverenciado Eisenhower tuvo tiempo, mientras comandaba las fuerzas aliadas que luchaban contra Hitler, de iniciar una relación con Kay Summersby, una atractiva sargento que le robó el corazón hasta el punto de pensar seriamente en divorciarse de Mamie, una de las Primeras Damas más queridas por el pueblo estadounidense. Y es que ni la disciplina militar es capaz de contener los sentimientos de un hombre cuando una arrebatadora belleza se cruza en el camino.

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