Hay un punto en el sistema judicial dominicano que mueve
a confusión: las fichas policiales y los sometimientos a la justicia. Cuando un delincuente muere o es detenido, la Policía
dice que tiene determinado número de fichas, lo cual da una idea del nivel de
peligrosidad de ese individuo.
Pero la fiscalía guarda silencio en torno a las veces que
esa persona fue sometida a la justicia. Dar a conocer una ficha es dictar
justicia fuera de un tribunal sobre la honradez de una persona.
Sin embargo, toda sentencia, se tiene que evacuar en un
juicio oral, público y contradictorio. Una ficha de
delincuencia entregada a la prensa por la Policía, equivale a una sentencia de
20 años.
Es a la fiscalía que le corresponde entregar los papeles
de buena conducta de cada ciudadano, y no a la policía, por lo que aquí se está
jugando al gato y al ratón.
Pero una cosa es una ficha que la Policía abre para fines
técnicos, de seguimiento de perfiles de personas que podrían estar dedicadas al
crimen, y otra un sometimiento a la justicia.
Si un delincuente tiene 35 fichas, como el caso de uno
muerto recientemente, quiere decir que en 35 ocasiones fue sometido a la
justicia y luego se le dejó en libertad.
Esto habla de las debilidades del Poder Judicial y de la
forma en que se preparan los expedientes
en la Policía.
Habría que ver también hasta que punto es legal que se le
saque a una persona una ficha de delincuente, si no fue condenado por ese hecho
y si el mismo no se ventiló en un juicio abierto, público y contradictorio.
La policía es un auxiliar de la justicia, y los agentes
son los primero que van a la escena del
crimen y recopilan todos los datos, para dar con los criminales y establecer
responsabilidades.
Si la policía prepara una ficha a una persona, quiere decir
que ve indicios de culpabilidd en el mismo. Queda por preguntar porque los jueces
ponen en libertad 35 veces a una persona que es sometida por la policía por
violar las leyes.
La reincidencia en la comisión de delitos y acciones criminales debe alertar
a los jueces sobre la peligrosidad del individuo que tienen al frente, y no
dejarlo en libertad.
Desde el punto de vista legal, no es a la policía que le
corresponde almacenar fichas y actas de buena conducta.
Esos papeles son
entregados por la Fiscalía, en base a las acciones del juez.
El trabajo entre la policía y la justicia debe estar más
coordinado. Los agentes arriesgan su vida para detener a un delincuente, y en 35
ocasiones se le pone en libertad por triquiñuelas legales.
En esa sinrazón hay que buscar muchos de los actos de
violencia que hoy azotan a los dominicanos.
Estamos dejando el escenario libre a los delincuentes,
que se burlan de la justicia y de los ciudadanos, cuando salen de los
tribunales en 35 ocasiones, sinque para ellos se haga sentir el peso de la ley.
Jugamos a que los dominicanos pierdan la fe y la
esperanza en un sistema judicial
institucionalizado. De seguir este camino, vendrán las venganzas personales y
el canibalismo social.
A la justicia le toca desempeñar su papel. No puede tener
favores, ni miedo, debe distinguir entre el culpable y el inocente, pero debe
aplicar todo el rigor de su espada redentora contra los violadores de las
leyes.
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