22.12.11

La cuota de los partidos


Las instituciones dominicanas son de cartón.No resisten el impulso de las presiones de los partidos políticos, los empresarios, el gobierno y en algunos casos los sectores populares. En el sistema electoral dominicano, los organismos encargados de supervisar las elecciones no han sido más que volutas de humo, pavesas,  que se dispersan con los vientos.


En pocas ocasiones en nuestra historia la Junta Central Electoral ha tenido un papel ejemplar al momento de dictaminar el ganador de unos comicios.

Esa fragilidad está en lo que se refiere a su composición. La JCE ahora y en el pasado, está integrada por jueces –miembros que responden a banderías políticas.

La Junta Electoral antes que responder a principios institucionales, tiene que satisfacer las cuotas de los partidos políticos.

Eso no quiere decir que no pueda ser una Junta que dirija unos comicios libres e independientes, y que se lleve al mínimo la parcialidad de sus decisiones.
Lo que no se puede evitar es el desorden interno, los enfrentamientos, la falta de consenso, y el tener siempre que buscar a terceros para dirimir los asuntos.

Con sus fallas y su sistema de cuotas políticas, la Junta Central Electoral en estos momentos es una institución creible, que puede dirigir un proceso electoral  que permita que los dominicanos  externen libremente su punto de vista electoral.

Hay sectores que desean desacreditarla, porque en el fondo esos grupos tienen más confianza en los llamados notables, que en el organismo institucional que debe organizar y llevar a cabo el proceso electoral.

A pesar de que los representantes de la sociedad civil creen en la comisión de notables, y no en la vìa institucional, ellos no tienen los pantalones o las faldas, para proponer que sus representantes   escogidos para dirigir la JCE, y no el sistema de desguace hecho por lo  partidos políticos.

Para que haya armonía en la JCE son los partidos los que tienen que fijar posición, porque al parecer ellos tienen la última palabra en las decisiones finales.

Aún así, tenemos más confianza en los jueces de la JCE, que en la comisión de notables. Además, todos aceptaron el sistema de cuota partido, y se conocía la militancia de cada miembro directivo de la Junta, antes de ser acogido en el cargo.
Para el futuro, vamos a acabar con el sistema de que se conforme a la Junta Central Electoral en base a la cuota a cada partido político mayoritario, y búsquemos a ciudadanos sin conocida bandería partidista para ocupar el cargo.

La mayor parte de la población no está inscripta en partidos, aunque tenga simpatías políticas y sociales, por lo que hay soluciones. Los problemas internos de la Junta Central Electoral no terminarán mientras los hilos aparentemente invisibles sen movidos por las cuotas de los partidos políticos.

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