Los nuevos jueces de la Suprema Corte de Justicia llegan
a sus puestos en medio de un amplio debate. La discreción en un juez debe ser
total, a pesar de las polémicas ellos tienen que callar y sólo hablar por
sentencia.
En la anterior Suprema Coprte de Justicia habia un exceso
de figureo en los medios informativos. Un juez de la Supema tiene que vivir del
silencio. Cualquier juicio que emita sobre un tema de la vida nacional, se debe
interpretar como una violación constitucional.
A la Suprema se supone que pueden ir todos los dominicanos
y todos nuestros problemas, para allí ser juzgado en forma definitiva. Si un
magistrado cree que está en el patio de tertulia de su casa, y no en el tribunal,
entonces se perdió todo.
El principal legado del doctor Jorge Subero Isa fue sacar
las manos de los bufetes de abogados de la preparación de las sentencias.
Pase cerca de diez años cubriendo noticias del área
judicial y puedo decir que era normal que a los jueces les llegaran las
sentencias desde las oficinas de abogados.
Es más, cuando no se usaban popularmente las computadoras, sino máquinas de escribir
manuales, las sentencias tenían una marca imborrable; en la maquinilla de una oficina
de abogados había problemas con la letra I y
los asentos, y por lo menos en un año decenas de sentencias, de varios
jueces, tenían esa falla de producción. Las sentencias eran hechas en la
avenida Independencia.
Los nuevos magistrados tienen un nombre bien ganado en el
ejercicio profesional, pero ahora todo es borrón y cuenta nueva. No van a la
Suprema a defender las causas de sus bufetes de abogados, o al partido en el
cual militaron.
Dejemos atrás el ejercicio pasado. Cuando se pronuncie el
discurso de apertura de la Justicia en el mes de Enero, el nuevo
magistrado-presidente debe hablar claro sobre cuales van a ser sus obligaciones
y su programa de trabajo.
Yo le recomiendo uno solo: adecentar la justicia. Se debe
proceder a una depuración de todos los jueces, para de esa forma expulsar a los
que sean corruptos.
En este año se han hecho acusaciones sobre la forma en que
algunos magistrados imponen sentencia, y eso debe ser investigado.
No soy partidario de que por el simple rumor público se
condene a nadie a la guillotina. Lo que se debe es investigar con la mayor
discreción, para no dañar honras, y si hay grados de cupabilidad, que actúe la
cimitarra.
No soy irrespetuoso, pero recomiendo a los jueces de la
Suprema que si tienen miedo, renuncien al cargo, y si quieren seguir y les
tiemblan las rodillas, que vayan a donde su sastre y se compren un par de
pantalones.
Si la justica se pone de rodillas, le tiembla el pulso,
nos va a llevar el diablo a todos los dominicanos. De ahí el compromiso que
estos jueces tienen sobre sus hombros.
Lo único que el pueblo les pide es responsabilidad y respeto
a la toga y la cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario