18.1.12

El Gobierno español quiere a Mario Vargas Llosa al frente del Cervantes


Mario Vargas Llosa

Está claro que contar con alguien como Mario Vargas Llosa al frente del  Instituto Cervantes  colmaría las aspiraciones de cualquier gobierno que, como el actual, quiera convertir la institución en piedra angular de su acción cultural exterior.
La idea no es nueva (Aznar ya la tuvo en 1996 y se encontró con un ‘no’ del escritor) pero ahora cobra nueva vida: el ejecutivo de Mariano Rajoy quiere al Premio Nobel al frente de la institución y los ministerios de Asuntos Exteriores y Educación, Cultura y deporte ya se han puesto en marcha para convencer al escritor.
En el caso de aceptar la proposición, su llegada al Cervantes conllevaría algunos retoques indispensables en el organigrama del Instituto que vela por la promoción exterior de la lengua y de la cultura españolas. En la actualidad, la máxima autoridad de la institución es el director, que en adelante seguiría siendo un cargo ejecutivo, pero bajo la supervisión y directrices del nuevo presidente.
Si el Nobel de 2010 acabara dando el sí, quiero al Gobierno, su perfil sería de un gran peso institucional y también simbólico: una figura cercana a lo que podría ser una especie de gran embajador del español en el mundo desde el punto lingüístico y cultural. El innegable aura de prestigio que rodea a Vargas Llosa–no solo en lo estrictamente literario, sino también como referente cultural y, más allá de eso, como dueño de una privilegiada agenda política gracias a sus relaciones con mandatarios de todo el mundo- constituye el argumento definitivo para que el ejecutivo vea en él el candidato ideal.
Los deseos del Gobierno vienen a certificar el prioritario peso que Mariano Rajoy quiere otorgar al Cervantes, dentro de una ambiciosa estrategia de acción cultural exterior. En este sentido, el consenso entre Exteriores y Cultura es total. Tanto en el ministerio de Educación, Cultura y Deporte de José Ignacio Wert como en el de Exteriores que preside José Manuel García-Margallo pretenden que el Instituto sea el auténtico buque insignia de una política muy centrada en el valor del idioma, desde un punto de vista tanto cultural como de fuerza económica.
Recientemente, tal y como informó EL PAÍS, ha habido intentos de hacerse con el control del Instituto Cervantes por parte de Cultura, reabriéndose la vieja pugna por los mandos de la acción cultural exterior que ya se vivió en el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, cuando eran ministros de Exteriores y Cultura, respectivamente, Miguel Ángel Moratinos y César Antonio Molina. Exteriores, de quien depende orgánicamente el Instituto, respondió con un airado y decidido no. Ahora, las diferencias parecen haber quedado aparcadas: al menos, en lo que al hipotético fichaje del autor de La fiesta del chivo se refiere.

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