La polarizacion electoral, entre dos fuerzas
mayoritarias, no es, ni puede ser, el camino hacia el bi-partidismo. La senda de la existencia de únicamente dos partidos
políticos es fatal. Dónde no hay instituciones ni fuerzas sociales y
comunitarias, todas las corrientes de opinión deben tener participación
política.
En Estados Unidos llama la atención a través de los
medios informativos, la existencia de dos partidos, pero ello no cierra el
camino a los grupos minoritarios.
Además, en Estados Unidos funcionan las instituciones
internas y hay representantes estatales, regionales, comunitarios, que tienen
tanta fuerza como los partidos políticos.
Un ejemplo, es la Asociación de Defensa de los
Consumidores, que es una de las instituciones más fuertes y defensora del
pueblo nortemericano.
Y está el Defensor del Pueblo, que es un verdadero
abogado de las causas populares, y que en el país se trató de calcar en vano,
para crear una mayor burocracia.
La polarización electoral en la República Dominicana es
una constante de la historia electoral. Dos partidos políticos tienen los
mayores recursos para la campaña, y son los que aglutinan casi la totalidad de
los votantes.
Regularmente esos partidos políticos atraen a los más
pequeños, formando grandes bloques de aliados, que presentan una opción única,
pero diversa, el dia de las votaciones.
Somos contrarios al bi-partidismo porque ello sería
castrar expresiones diversas de la sociedad dominicana, aunque sea una
representación de las minorias.
Ahora bien, en el país podría surgir una tercera fuerza,
que es el lugar que está reservado a los grupos progresistas o de izquierda.
Con la polarización, dos partidos del sistema presentan
una opción definida dentro de la democracia representativa, pero sin
alternativas de un nuevo modelo y de cambios trascendentales, aunque no
radicales.
La izquierda dominicana es incapaz de plantear un
programa unitario. Da pena y vergüenza que siendo la República Dominicana cuna
de revoluciones y de líderes continentales de la lucha por la democracia
popular, la izquierda no tenga fuerzas.
El puñado de izquierdistas se quedan en levantar la
memoria de Manolo Tavarez Justo o de Francis Caamaño, pero ninguno ha podido dar continuidad a su lucha, ni
siquiera en ser fuerza unitaria.
De ahí que en el presente torneo electoral, la izquierda
está fuera del juego como recurso para presentar una posición digna
electoral y mucho menos ganar.
Veremos la polarización, pero seguimos pensando que ello
no debe servir de aliento para imponer el bi-partidismo.
En la demoracia, todos los sectores deben tener
representación, voz y voto.
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