9.1.12

La campaña más cara de la Historia


El dinero no da la felicidad. Pero ayuda a engrasar las campañas de los candidatos presidenciales en Estados Unidos. Es consciente de ello el presidente Obama, que aspira a recaudar mil millones de dólares para su reelección. Y también sus rivales republicanos, que persiguen donaciones con avidez desde principios de 2011.

Las normas prohíben donaciones directas que superen los 2.500 dólares: unos 1.968 euros al cambio actual. Pero esta vez se les permite a las campañas canalizar contribuciones ilimitadas por medio de los llamados PAC: comisiones de acción política. Una puerta con la que se cuelan contribuciones como la del magnate del juego Sheldon Adelson, cuyo entorno anunció el sábado que ponía unos cinco millones de dólares al servicio de Newt Gingrich.
La ley obliga a los candidatos a declarar todas sus donaciones. Aunque por ahora sólo hay cifras de lo que recaudaron hasta finales de septiembre. Por entones Obama era el líder indiscutible con unos 78 millones de euros. El triple de lo que había recaudado Mitt Romney (25 millones de euros) y mucho más de lo que habían recaudado los demás.
Entre los republicanos sólo Rick Perry seguía el paso de Romney con unas donaciones en torno a los 13 millones de euros. Muy por detrás estaban Ron Paul (nueve millones), Michele Bachmann (seis) y Newt Gingrich (dos).
Son cifras que dan una idea aproximada de la musculatura financiera de los candidatos. Pero el dinero no siempre basta para ganar. Perry se gastó en Iowa casi tres millones de dólares y fue penúltimo en el recuento. Santorum apenas se gastó nada e igualó en votos a Romney, que había invertido en anuncios unos cuatro millones de dólares.
A Perry le salió cada voto por unos 364 dólares. A Santorum, por tan sólo 79 centavos.

Dinero y contactos directos

El dinero no es igual de importante en todos los estados. En lugares como Iowa y New Hampshire su importancia es muy relativa. Entre otras cosas porque son lugares pequeños donde es más relevante el contacto directo con los ciudadanos. Pero se antoja difícil que un candidato mantenga el tipo después sin tener unas arcas bien pertrechadas.
Hasta ahora los aspirantes sin recursos sobrevivían a base de aparecer en los debates y de celebrar eventos baratos. Pero a partir de las primarias de Carolina del Sur (21 de enero) los anuncios televisivos marcarán el alcance de los mensajes de los candidatos.
El ejemplo palmario es el desplome súbito de Newt Gingrich en los prolegómenos de los 'caucus' de Iowa. El entorno de Romney aprovechó la ausencia de debates para machacarlo inundando de anuncios negativos las emisoras del estado. El ataque relegó a Gingrich al cuarto puesto y dejó los votos conservadores en manos de Rick Santorum.
No todos los candidatos persiguen las mismas donaciones. Paul presume de ser el candidato que más dinero recauda entre los miembros de las Fuerzas Armadas. En las antípodas está el millonario Romney, cuya fortuna personal ronda los 200 millones de euros y cuyos máximos donantes son Goldman Sachs y otras entidades financieras.
Basta un examen de las donaciones de los candidatos para saber quién quiere que salga adelante su candidatura. El 71% de los donantes de Romney ponen el tope legal de 2.500 dólares. El 74% de las donaciones de la 'difunta' Michele Bachman, en cambio, no llegan a los 200 euros. La inmensa mayoría del dinero recaudado por Obama viene de California o de los estados de la Costa Este. Los millones del gobernador Perry vienen de su estado de Texas.

¿En qué lo invierten?

La revista 'The Atlantic' intenta responder en su última edición a una pregunta recurrente: en qué se gasta una campaña los millones que recaudan de los ciudadanos. La publicación toma como ejemplo las cifras de la campaña de Obama en 2008 y sus conclusiones son reveladoras.
El candidato demócrata recaudó entonces unos 740 millones de dólares. Dos tercios se los gastó en anuncios televisivos. El resto lo repartió entre organización de eventos (34 millones de dólares), viajes (61 millones), encuestas (28 millones), captación de donaciones (30 millones) y nóminas del equipo de campaña (65 millones).
La caravana que transportaba entonces a Obama costaba unos 1.000 dólares al día y el alquiler de un avión privado durante dos meses, unos tres millones de dólares. La manutención de los voluntarios rondaba los 400.000 millones de dólares. La factura de un cocktail para recaudar fondos en un recinto exclusivo no bajaba de los 20.000 dólares.
Las cifras de 2008 batieron todos los récords. Pero esta vez Obama se propone superarlas y rozar los 1.000 millones de dólares. Hace cuatro años logró recaudar el triple que John McCain y por ahora los donantes republicanos no se han espabilado.
La impresión general es que este año no habrá tantas diferencias. El presidente despierta un fuerte rechazo entre los republicanos más conservadores y eso hará fluir el dinero en cuanto las primarias decidan el nombre del candidato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario