El principal pecado que puede cometer un periodista es la
auto-censura. Es callar lo que ha visto por temor, por dinero, por amiguismo o
por falta de responsabilidad. Un periodista debe ser voz y conciencia del pueblo. Son
los ojos del que se encuentra en su casa, y debe conocer el desarrollo de un
acontecimiento, sea social, deportivo, de sangre o una simple
declaración.
El periodista debe tener el corage de enfrentarse a la
vieja consigna de que Se le pega o se le Paga. Hoy está surgiendo
en la nueva corriente de periodistas la auto-censura.
Callar para no molestar al amigo, a los
encargados de la fuente, por medio o por paga. El agente más
sencillo de la piramide periodística es el más importante. El reportero es
el rastreador de las informaciones. Sobre sus detalles surge la
posición editorial del medio, y las opiniones de los
comentaristas.
De hecho, un editorialista que no fue reportero podría
ser buen prosista, pero desconoce el palpitar de los hechos que dan pie al
nacimiento, desarrollo y profundidad de la información.
Para ser un buen director de periódico o cualquier otro
medio, debe haber pasado por el reporterismo, y de esa forma tener la noción
cuando se le está faltando a la objetividad en una
información.
(Desde luego que hablo de periodistas desempeñando las
posiciones, porque en ocasiones los dueños de periódicos o medios de
comunicación buscan un profesional liberal, no periodista, para ponerlo en el
cargo. Ese tema habría que tratarlo aparte. Pero siempre ese profesional liberal
no comunicador de profesión, tendrá al lado a un director
ejecutivo, con el que coordinará el día a día del medio
informativo).
Un periodista puede tener pasiones y simpatías, es más
debe tenerlas, para ser un verdadero ente social, pero en sus funciones debe ser
objetivo.
No creo en la imparcialidad, porque en ocasiones sirve
para apañar el crimen, la prepotencia, el desconocimiento de los derechos de las
minorias; el periodista debe tomar banderas ante las injusticias sociales y el
exceso de poder, sea de los gobiernos o de los empresarios.
Un periodista, sobre todo el reportero, debe establecer
distancia entre su trabajo informativo, y la amistad de la fuente noticiosa. Una
autoridad, sobre todo policial, puede referir a que se busque la noticia en su
oficina de relaciones públicas, pero nadie pueda cerrar el camino a que
el comunicador informe de acuerdo con sus fuentes, o lo que está
viendo.
Se le da una puñalada a la verdad y a la libertad de
expresión, cuando un reportero cercena la difusión de los hechos que vio, para
congraciarse con su fuente, o por temor a sentir la
represion.
La auto-censura debe ser rechazada por todos los
periodistas, porque es el primer paso a que desaparezca la libertad de
expresión.
Recordemos el precepto biblico…”Y conocéreis la verdad, y
la verdad os hará libres”.
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