12.1.12

La verdad nos hará libres


El principal pecado que puede cometer un periodista es la auto-censura. Es callar lo que ha visto por temor, por dinero, por amiguismo o por falta de responsabilidad. Un periodista debe ser voz y conciencia del pueblo. Son los ojos del que se encuentra en su casa, y debe conocer el desarrollo de un acontecimiento, sea social, deportivo, de sangre o una simple declaración.

El periodista debe tener el corage de enfrentarse a la vieja consigna de que Se le pega o se le Paga. Hoy está surgiendo en la nueva corriente de periodistas la auto-censura.
Callar para no molestar al amigo, a los encargados de la fuente, por medio o por paga. El agente más sencillo de la piramide periodística es el más importante. El reportero es el rastreador de las informaciones. Sobre sus detalles surge la posición editorial del medio, y las opiniones de los comentaristas.
De hecho, un editorialista que no fue reportero podría ser buen prosista, pero desconoce el palpitar de los hechos que dan pie al nacimiento, desarrollo y profundidad de la información.
Para ser un buen director de periódico o cualquier otro medio, debe haber pasado por el reporterismo, y de esa forma tener la noción cuando se le está faltando a la objetividad en una información.
(Desde luego que hablo de periodistas desempeñando las posiciones, porque en ocasiones los dueños de periódicos o medios de comunicación buscan un profesional liberal, no periodista, para ponerlo en el cargo. Ese tema habría que tratarlo aparte. Pero siempre ese profesional liberal no comunicador de profesión, tendrá al lado a un director ejecutivo, con el que coordinará el día a día del medio informativo).
Un periodista puede tener pasiones y simpatías, es más debe tenerlas, para ser un verdadero ente social, pero en sus funciones debe ser objetivo.
No creo en la imparcialidad, porque en ocasiones sirve para apañar el crimen, la prepotencia, el desconocimiento de los derechos de las minorias; el periodista debe tomar banderas ante las injusticias sociales y el exceso de poder, sea de los gobiernos o de los empresarios.
Un periodista, sobre todo el reportero, debe establecer distancia entre su trabajo informativo, y la amistad de la fuente noticiosa. Una autoridad, sobre todo policial, puede referir a que se busque la noticia en su oficina de relaciones públicas, pero nadie pueda cerrar el camino a que el comunicador informe de acuerdo con sus fuentes, o lo que está viendo.
Se le da una puñalada a la verdad y a la libertad de expresión, cuando un reportero cercena la difusión de los hechos que vio, para congraciarse con su fuente, o por temor a sentir la represion.
La auto-censura debe ser rechazada por todos los periodistas, porque es el primer paso a que desaparezca la libertad de expresión.
Recordemos el precepto biblico…”Y conocéreis la verdad, y la verdad os hará libres”.


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