3.1.12

Romney se mide a sus fantasmas en Iowa


 Mitt Romney

Se llama John Strong y se presenta como un veterano. Pero en los mitines de Mitt Romney todos le conocen por un paraguas hecho jirones que exhibe con una leyenda inequívoca: "Así de inútil es el liderazgo de Barack Obama".
Strong votó por John McCain en los 'caucus' de 2008 pero esta vez votará por Rommey. "Es el único hombre que puede batir a Obama", explica reflexivo, "sabe cómo crear empleo y los demás candidatos están muy a la derecha".
Strong está en esta nave industrial de Clive para presenciar el penúltimo mitin del aspirante al que todos perciben como el favorito para lograr la candidatura republicana a la Casa Blanca. Romney no es puntual. Pero su llegada no defrauda a una hinchada que lo jalea con un entusiasmo genuino.
Se podría decir que es una noche especial. Al candidato le acompañan sus hijos y su esposa Ann, que sufre esclerosis múltiple y le sigue ocasionalmente durante la campaña. Se trata de potenciar su imagen de hombre familiar. Pero también de conjurarse para cerrar una herida que se abrió en Iowa hace cuatro años.
John Strong, seguidor de Romney. | E. S.John Strong, seguidor de Romney. | E. S.
Romney sufrió aquí una derrota humillante en los 'caucus' de 2008. Mike Huckabee le sacó nueve puntos gracias al respaldo de los votantes más religiosos. Aquel segundo puesto fue un mazazo para el candidato. No sólo porque se había gastado en Iowa más dinero que todos los otros candidatos juntos. También porque había convertido el Estado en una prioridad y había recorrido sus condados para asegurarse un triunfo que le permitiera golpear primero.
Iowa fue para Romney el principio de fin de su candidatura. McCain le arrebató New Hampshire y nunca llegó a despegar en los estados sureños. Quienes le conocen cuentan que el candidato no buscó cabezas de turco en la derrota. Reunió en su casa de Belmont a su entorno y les regaló un álbum con las mejores imágenes de la campaña.
Romney ayudó a McCain en la recta final de las presidenciales. Pero se fue pensando en volver y enseguida empezó a preparar el terreno para el retorno. Sus allegados no dejaron de recaudar fondos en su nombre e intentaron ganarse al electorado más conservador financiando las campañas de algunas de las candidatas favoritas del Tea Party. Pero eso no aplacó la cólera de las bases, que aún hoy ve con recelo sus cambios de opinión y las similitudes entre la reforma sanitaria de Obama y el plan que aplicó como gobernador de Massachusetts.

Arma de doble filo

Romney es consciente de esos recelos y por eso al principio advirtió que no competiría en Iowa. Pero su intención se ha ido atenuando a medida que pasaban los meses y emergía la debilidad de sus rivales. Ayer, Romney insinuó por primera vez que está en Iowa para ganar y los expertos advierten sus palabras son un arma de doble filo. Sobre todo si tenemos en cuenta que los sondeos le sitúan en un 'sprint' incierto con el libertario Ron Paul y con el conservador Rick Santorum. Dos candidatos que podrían dar la sorpresa y ganar los 'caucus' de Iowa.
El acto de Clive siguió el patrón de todos los mitines de Romney. No hubo menciones a sus rivales y sí muchas referencias al presidente Obama, al que criticó por su gestión económica y por su debilidad en la pugna con el régimen iraní. Al contrario que en 2008, el candidato no se presenta como un político sino como un hombre de negocios y ese detalle gusta a una audiencia convencida de que en 2008 el país eligió a un presidente que no estaba cualificado para el puesto.
"Necesitamos alguien inteligente", explica el contable Steve Baker, que sigue indeciso pero se inclina por votar por Romney, "cometimos el error de colocar a un becario en la Casa Blanca y ahora nos hace falta alguien capaz de batir a Obama. No tiene por qué ser un señor simpático".
Anoche el candidato concluyó su discurso entre aplausos y firmó autógrafos durante un cuarto de hora. Pero antes le reventaron el acto unos 'indignados' que le gritaron: "¡Frenemos la guerra contra los pobres!" y "¡Eres el 1%!". La policía los expulsó del evento con la excusa de que se celebraba en una nave alquilada. Pero Romney respondió a sus gritos con una sonrisa: "¿No es maravilloso vivir en un país donde uno es libre para expresar sus puntos de vista?".

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