Los observadores electorales dominicanos cometen el
pecado de ser entrometidos. Les gusta dirigir un proceso para el cual no tienen
autoridad. Siempre ha sido así. Muchos de los que coordinan el proceso de observación, en
algun momento debieron postularse para ser jueces electorales o al Tribunal
Superior Electoral.
Ser observadores parece que es una frustración social e
interna. Carecen de fuerzas suficientes
para levantar un partido político, y tienen miedo de ir a ocupar los cargos
públicos. Guerrilleros sin montaña, de comunistas a neo-liberales.
De tanto denunciar inoperancias y hasta corrupción, saben
la fragilidad de la administración
pública o Estatal, y temen que ellos sean víctimas de nuevos denunciantes.
La observación elctoral no es mala. Es una acción que puede
dar fe de que se lleva a cabo un proceso libre y democrático, y que tiene ojos
encima del día a día de las labores.
Pero una cosa es tener ojos y otra las manos. Dónde usted
solo tiene categoria de ser observador, no puede pasar a dirigir.
Los representantes de la sociedad civil saben que a ellos
se les terminó su tiempo, y que se han
reciclado en nuevas fórmulas, desde que casi todos fracasaron en el intento de
formar un partido de clase media, que terminó a puñetazos.
De aquel grupo Moderno del que nadie se recuerda el
nombre, surgieron estos representantes de la sociedad civil, de los cuales
nadie sabe de dónde vienen y hacia dónde van, y mucho menos de dónde le sale el
financiamiento.
Tienen derecho a la observación del próximo proceso
electoral, pero los fondos que conlleva mantener esa actividad no pueden salir
de la Junta Central Eelctoral.
Pueden hacer sus encuestas a boca de urna, como se hace
en muchos países del continente, pero reconociendo que no tienen autoridad para
irrumpir en los colegios electorales, ni suplantar la decisión final de la
Junta.
Si hay reglas de juego, se puede cumplir con uno de los
peldaños de la democracia, y es de que todos puedan velar por la limpieza de
los comicios.
Los llamados reresentantes de la sociedad civil lo que
tienen es que dejar a un lado la altaneria, la prepotencia y el desenfado, y
comprender que en la fiesta de la
democracia son uno más. Como dice la declaración Universal de los Derechos
humanos….todos los ciudadanos con los mismos deberes y derechos.
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