13.2.12

Violencia y marginalidad


La violencia es muy dificil que se pueda detener con un pacto social. Son precisamente las desigualdades sociales que originan la mayor dosis de violencia, en cualquiera de sus manifestaciones. La intrafamiliar, es impulsada, casi siempre, por la carencia de recursos económicos.


La violencia es un reflejo, es una acción condicionada, de un problema mayor. La exclusión social es, sobre todo, lo que origina que se desate la ira de los que están fuera de la ley, y salen a delinquir.

Los pactos son buenos, porque mueven a entendimiento de graves problemas sociales que se están viviendo, y de los cuales muchos se desatienden y le dan las espaldas.

Si en la República Dominicana no hay una acción para detener el hambre y la miseria extrema, entonces no habrá sensibilización de los problemas que nos están afectando.

Si el principal acicate de la violencia es la marginalidad, la indiferencia es uno de los grandes crímenes sociales que padece un conglomerado.

Esa indiferencia convierte en un espectáculo de televisión la transmisión de la muerte de más de 50 dominicanos, que tratan de llegar en yola a Puerto Rico, y mueren en el intento.
Lo vemos como la tragedia de un grupo de aventureros, que cogió una yola para ir a pasar un fin de semana en otro país, y las mujeres a buscar un marido. Así piensan los indiferentes.

Eso es parte del problema. La indiferencia social, el mirar para otro lado cuando hay hambre y miseria, y sólo tener atención en el momento en que hay una tragedia de por medio.

Toda acción que vaya a enfrentar la violencia debe ser bienvenida. Debe ser saludada, porque nos está ahogando esa indiferencia social, esa falta de pasar revista a como viven nuestros hermanos.

En su germen primario, y talvez el más doloroso, la violencia intrafamiliar, en la mayoria de los casos las desavenencias en el hogar surgen por problemas económicos.

Por ello, hay que meter el bisturí en las desavenencias sociales tan grasas que carcomen a la sociedad dominicana, y donde todo el mundo mira con indiferencias.

En los problemas sociales, todos tienen grados de culpabilidad. Los empresarios, el gobierno, los ciudadanos, las iglesias. Todos. Las víctimas son esos desgraciados que viven a orilla de los ríos, y atestan las cárceles y los hospitales.

Luchemos contra la violencia, pero tengamos bien claro que en el país el claustro formador de la delincuencia está tipificado  por el hambre, la miseria y la exclusión social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario