15.1.11

Tucson, una semana después del tiroteo

Cruce de Ina Road con North Oracle. Es la dirección 'maldita' de Tucson, bañada en sangre hace una semana por Jared Lee Loughner y marcada por el altar en honor a los seis muertos y los trece heridos (entre ellos, la congresista Gabrielle Giffords).



Hoy, como signo incuestionable de vuelta a la 'normalidad', ha abierto sus puertas el supermercado Safeway. Y aunque al principio los clientes entraron con cuentagotas, atenazados aún por el miedo y el luto, al mediodía aquello parecía ya el hervidero habitual de las mañanas de los sábados, con mujeres arrastrando carritos y paisanos cargados con la caja de Budweiser.

A las 10,10 de la mañana, el momento exacto en el que se produjo el tiroteo, unos 200 vecinos se congregaron frente al altar de guirnaldas a la entrada del Safeway y se unieron durante el minuto de silencio a los treinta empleados del supermercado.

Sheila Mott, la dependienta que llamó a la Policía poco después de que sonaran los disparos, recordó cómo intentó socorrer a una mujer que entró llorando y gritando que habían disparado... "Poco después vi a la niña, Christina Green, tumbada en el suelo con sangre, pero respirando aún. Me pregunté que cómo había llegado allí. Tenía los ojos abiertos y no parecía tan malherida. Pensé que se iba a salvar".

Dos altares callejeros
Con el dolor escrito en los ojos, los empleados se incorporaron a la faena, seguidos a duras penas por los clientes. "Es una sensación muy extraña", admitió Mary Stapleton, 53 años. "Yo vine al supermercado un día antes del tiroteo, y aún hoy pienso me podría haber tocado a mí o a alguno de mis dos hijos. Pero seguiré viniendo aquí, como hago desde hace más de diez años. Sólo espero que esto sirva para hacernos abrir los ojos y que nada así vuelva a ocurrir".

Dos altares callejeros, uno a la entrada del centro comercial y otro a las puertas del Safeway, marcan desde el viernes el lugar trágico. "El altar seguirá aquí por mucho tiempo, en recuerdo a las víctimas", dijo Susan Houghton, la directora del supermercado. "Pero todos ustedes están invitados a entrar. Los daños en el interior han sido reparados y estamos a su entera disposición".

"Dios bendiga Tucson", puede leerse el lugar de autos, que hoy ha perdido ya todo interés para las televisiones, decididas a 'enterrar' la tragedia y pasar de hoja. Pocas cámaras, por cierto, se han acercado hoy hasta los recintos feriales de Tucson, que acoge el 'gun show' 'Encrucijada en el Oeste', visitado por más de 5.000 aficionados a las armas y reunidos bajo la consigna: "Las pistolas salvan vidas".

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