No voy a ser candidato". Con estas cinco palabras, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, despejó una incógnita que tiene que ver con mucho más que su propio futuro.
En medio de la peor crisis económica de los últimos tiempos, la duda de si Zapatero se presentaría a un tercer mandato planteaba interrogantes sobre las medidas a tomar, el éxito de los ajustes que ya se han hecho, y su impacto en la sociedad.
El gobernante deja así el camino abierto a su sucesión en el gobierno, pero también dentro de su partido, donde ya se despunta su ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba como el candidato a las elecciones generales de 2012.
El anuncio de Zapatero se produce a pocas semanas de que se celebren elecciones municipales en todo el país, una jornada en la que se prevén resultados desastrosos en las urnas para el partido del presidente Zapatero.
El quinto presidente
El 10 de marzo de 2004, las encuestas de preferencia electoral en España daban como casi seguro ganador de las elecciones del fin de semana siguiente al candidato del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy.Pero el 11 de marzo, una serie de atentados simultáneos en varios trenes que se dirigían a Madrid, cambiaron dramáticamente el rumbo de la elección.
No está claro si los atentados hicieron que los electores decidieran no votar por el partido que había metido a España en la guerra de Irak, o si lo que contribuyó a la derrota del PP fue su torpe manejo de la situación y su empeño en atribuir los atentados a ETA.
Lo cierto es que el 14 de marzo de 2004, con solo cuatro años al frente de la oposición y apenas 43 años de edad, José Luis Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se convirtió en el quinto presidente de la democracia española.
Transcurridos siete años, y en medio de una aguda crisis económica, Zapatero es el presidente peor valorado de la democracia, según el Centro de Investigaciones Sociológicas.
"No" a la guerra, sí a la guerra
Se materializaba así la postura que Zapatero y el PSOE habían mantenido desde la oposición: la guerra de Irak era injusta, no estaba sustentada en una resolución de Naciones Unidas y era inaceptable el concepto de "guerra preventiva".
La decisión fue aplaudida por sectores muy amplios de la sociedad española, que desde el principio habían manifestado su oposición a la guerra. Sin embargo, generó un enfriamiento en las relaciones con Estados Unidos, que no mejoraron hasta el cambio de gobierno en ese país.
A pesar de la retirada de Irak, a Zapatero se le criticó su decisión de mantener la participación en Afganistán, sobre todo a raíz de algunos incidentes en los que murieron soldados españoles.
Las críticas se han vuelto a escuchar las últimas semanas, con motivo de la decisión española de participar en la coalición que, por mandato de Naciones Unidas, interviene militarmente en Libia para favorecer a los rebeldes que buscan derrotar al presidente Gadafi.
ETA
La gestión de Zapatero, y especialmente su segundo gobierno, ha sido también una época de éxitos en la lucha del Estado español contra la organización separatista vasca, ETA.Fue muy polémico el anuncio de Zapatero en mayo de 2006 en el sentido de que comenzarían a negociar un proceso de paz con el grupo armado.
Las voces más fuertes se hicieron sentir desde las organizaciones de víctimas del terrorismo, que acusaron al presidente de faltarle el respeto a las más de 800 personas asesinadas por ETA en 40 años de actividades.
La negociación se rompió en diciembre de ese mismo año, cuando ETA colocó un coche bomba en el principal aeropuerto de Madrid y mató a dos personas.
Desde entonces, el gobierno –en colaboración con las autoridades francesas- ha logrado detener a líderes muy importantes de ETA y aseguran que está "prácticamente desmantelada".
Hace pocos días el Tribunal Supremo prohibió la participación en las elecciones municipales de este año del partido Sortu -integrado por dirigentes que abogan por el separatismo vasco- por considerar que la organización obedece a los dictados de ETA.
La crisis
Durante buena parte de 2009 José Luis Rodríguez Zapatero se dedicó a explicar por qué no había comenzado a reaccionar antes a la crisis financiera global que se había desatado en 2008.En 2010, y ante la evidencia de la crisis, no le quedó más remedio que aplicar duras medidas de ajuste. Algunas, incluso, contradiciendo sus promesas de campaña y la defensa del estado de bienestar de la que hace gala el PSOE.
Ya en 2011, Zapatero ha comenzado admitir que tal vez no actuó a tiempo para parar la crisis pero asegura que ya se está superando.
Aunque las cifras oficiales vaticinan que el país terminará este año con 5 millones de desempleados, el presidente anunció hace unos días que dedicará su participación en la campaña electoral que se avecina a explicar por qué España ha salido de la crisis.
A Zapatero hay que apuntarle también otros logros, como los matrimonios homosexuales, la ley de Memoria Histórica y la reciente ley que prohíbe fumar en espacios públicos cerrados.
Sin embargo, tal vez sea la crisis económica lo que más se recuerde de su legado cuando abandone definitivamente el poder en abril de 2012.
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