8.9.11

Obama dice que su plan de empleo de 450.000 millones 'estará completamente pagado'


El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lanzó este jueves su campaña por la reelección. Lo hizo con un plan de empleo de 450.000 millones de dólares (unos 324.000 millones de euros) e incluye más inversiones en infraestructuras, más dinero para los estados y una rebaja en las cotizaciones sociales de los asalariados y de las empresas.

En su discurso ante ambas Cámaras del Congreso aseguró que su proyecto de empleo "proporcionará un impulso a la economía que se ha estancado" y estará "completamente pagado".
El montante del plan es un tercio más de lo esperado y la intención del presidente es enviarlo al Capitolio la semana que viene y aprobarlo antes de fin de año.
Su intención es compensar el coste del plan con nuevos recortes del gasto público. Un empeño que recaerá sobre un Congreso cuya polarización augura un debate muy complicado. "Ustedes deberían aprobar esta ley inmediatamente", interpeló serio Obama a los congresistas, "la cuestión es si en medio de una emergencia nacional podemos parar el circo político y hacer algo para ayudar a la economía".
El plan de Obama incluye incentivos para la contratación de veteranos y parados de larga duración y ayudas a los gobernadores y a los alcaldes para que no despidan policías, bomberos o profesores.
También prevé un programa de inversiones públicas para renovar unas 35.000 escuelas y mejorar carreteras, ferrocarriles, canales y aeropuertos.
El presidente quiere potenciar el consumo y por eso anunció que los ciudadanos podrán renegociar sus hipotecas a mejores tipos de interés y los asalariados tendrán más dinero en sus bolsillos.

Recorte de impuestos

Pero la medida central del plan gira en torno al pago de impuestos de las empresas y sus asalariados. Obama lo rebajó un 2% este año para mejorar las condiciones de los trabajadores y propone ahora extender esa rebaja durante 2012 para potenciar el consumo y estimular el ciclo económico.
Quiere eximir a los empresarios de pagar impuestos por sus nuevos empleados, para estimularlos a dar empleo, y reducir a la mitad la presión fiscal de sus nóminas.
El recorte impositivo ha dividido en los últimos días a los expertos. Goldman Sachs asegura que apenas ha creado empleo en los últimos ocho meses. Pero hay analistas que dicen que podría crear unos 400.000 empleos y potenciar el PIB en un 0,5%.
Cada vez más impopular y con el paro en el 9,1%, Obama presentó su plan en una sesión extraordinaria del Capitolio con la intención de subrayar la importancia del discurso. "El propósito de este programa es muy simple", proclamó, "hacer que más personas vuelvan a trabajar y que haya más dinero en los bolsillos de quienes tienen empleo. Creará más empleos para los obreros de la construcción, para los profesores y para los veteranos y más empleos para los parados de larga duración".

El voto republicano

El presidente sabe que todo lo que propone sólo ocurrirá si convence a los republicanos de que las medidas del plan son necesarias. Básicamente porque sus congresistas controlan la Cámara de Representantes y tienen poder para demorarlas o tumbarlas.
El discurso dejó ver el empeño del mandatario en presentarse como un político conciliador, por encima de las rencillas partidistas de demócratas y republicanos. "Los periodistas se preguntaban esta semana qué supondría este discurso para el presidente o para el Congreso y cómo afectaría a las encuestas o a las elecciones", dijo Obama, "pero a los americanos que nos están viendo no les importan nuestras diferencias políticas. Tienen preocupaciones reales".
Su desafío es rebatir a la mayoría que cree que el presidente no es un buen gestor y de convencer a los votantes independientes, que han abandonado a Obama en los últimos meses. Por eso Obama presentó un programa moderado. En las antípodas de los excesos del programa de gasto público que aprobó en febrero de 2009 por valor de unos 700.000 millones de dólares (563.000 millones de euros).
Esta vez ni siquiera lo define como un plan de estímulo fiscal. En parte porque es una mezcla de inversiones y rebajas de impuestos, y en parte porque sabe que la opinión pública piensa que aquel plan no funcionó. "No debería haber nada polémico sobre esta ley", aseguró Obama.
"Es el tipo de propuesta que han respaldado en el pasado demócratas y republicanos, incluidos muchos que se sientan aquí hoy. Dará un impulso a una economía que se ha parado y dará confianza a las empresas, que sabrán que tendrán clientes para sus productos y servicios si quieren invertir y contratar".
Los republicanos han expresado recelos sobre algunos aspectos del programa de empleo de Obama. Pero algunos signos auguran que esta vez es posible el consenso. El republicano Eric Cantor apuntó ayer que su partido podría votar a favor de la rebaja de las cotizaciones y admitió que la opinión pública demanda acuerdos después de un verano marcado por las escaramuzas en torno al déficit público.
El plan de empleo llega después de un verano difícil para Obama. Standard & Poor's ha rebajado la calificación de la deuda de EEUU, las cifras macroeconómicas dan signos de estancamiento y el paro sigue estancado en un 9,1%. Una cifra con la que no ha sido reelegido ningún presidente desde Franklin D. Roosevelt.
El margen de maniobra del presidente es escaso, primero porque los demócratas sólo controlan una de las dos cámaras, y luego porque apenas quedan 14 meses para las elecciones. Un tiempo demasiado escueto para generar empleo.
Unos 14 millones de personas están en paro en EEUU. Una cifra a la que cabría sumar un tercio más que trabajan a regañadientes a tiempo parcial. Más contundente que de costumbre, Obama insistió en la importancia del plan y anunció que presentará sus propuestas en distintos puntos del país. Un signo más de que ha arrancado la campaña por la reelección.