20.11.11

A Pleno Sol .....Muerte y desolación..... Por Manuel Hernández Villeta


La voz del director

La violencia que afecta   a los dominicanos, tiene que ser enfrentada con medidas puntuales. La sociedad no se puede dejar acorralar por la acometida de sangre y luto.


Pero contrarrestar la tempestad de violencia, no puede ser con los intercambios de disparos, o el garrote vil.

La violencia generada por la  podredumbre de la sociedad, tiene que ser enfrentada con dos medidas: los correctivos sociales y el fortalecimiento de la justicia.

La pena del delito tiene que ser la impuesta por la justicia, no la acción que se lleva a cabo por el peso que da portar un arma de fuego de forma legal.

La mejor disuasion para que el delincuente piense dos veces sus acciones, es que sepa que hay una justicia vertical, la que le aplicará todo el peso de la ley, y una Policía auxiliar de la justicia y respetuosa de los derechos humanos, pero que no dudará en apretar el gatillo ante un delito en marcha.

La fragilidad de la justicia, su permeabilidad  y corrupción, ha permitido resurgir el monstruo de la violencia. Por suerte, en los últimos años estamos asistiendo a un renacer de la justicia y el pueblo hoy le tiene confianza.

Es preocupante que en muchos sectores sociales va surgiendo el fantasma del linchamiento, por considerar que el delincuente saldrá fácil de la cárcel, y el crimen quedará impune.

Cuando se hace justicia unilateral, el vengador se convierte en un criminal y un violador de la ley, y amplia el circulo de las violaciones a los derechos individuales.

Sin embargo, el principal generador de la violencia que nos acomete, es la crisis económica individual y colectiva. Sea un ladrón callejero, un sicario o la violencia intrafamiliar, detrás está la miseria extrema que  sufre una parte sensible de la poblacion.

El hambre y el abandono social es el generador de las lacras que azotan a la sociedad dominicana, que van desde el landronzuelo callejero, hasta la prostitución.

Inclusive, el ladrón de cuello blanco y el funcionario corrupto, son parte de ese volcán, porque con sus robos sin sanciones, aumentan el abandono social de los que nada tienen.

Si mejoramos las condiciones  de vida  de la población, podremos controlar el delito a largo lazo, pero ahora necesitamos correctivos inmediatos.

Algunas soluciones podían ser una acción honrada y profesional de la Policía; que la justicia aleje a los jueces y fiscales corruptos; que las cárceles sean centros de rehabilitación, y que cuando haya que aplicar el puño de hierro para los delitos en marcha, no le tiemble a nadie apretar el pulso para apretar el  gatillo.

El delito tiene que ser vencido, porque sino la sociedad dominicana se convertirá en tierra de muerte y desolación.

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