El mundo es hoy una aldea globalizada. Los medios
modernos de internet permiten que paso a paso un hombre residente en la
República dominicana conozca la crisis de Libia, o vea la sangre en la plaza
principal de Egipto.
No es posible hoy que un país viva apartado del derecho a
la libre información. Que Barack Obama perdone a dos pavos con motivo del Día
de Acción de Gracias es una noticia al instante reproducida por los periódicos
web del mundo entero.
Un comentarista dominicano, o de cualquier parte del
mundo, puede analizar, de acuerdo a su conciencia, su punto de vista o sus
intereses, la situación del mundo. Puede tener simpatías con quien le venga en
gana. Es su derecho.
Pero una cosa es ser comentarista y otra diplomático. Un
embajador es un enviado de buena
voluntad entre dos países, por lo que siempre debe tener en cuenta en que momento
peca de injerencista en los asuntos internos de una nación soberana.
Desde que tengo uso de razón, los embajadores
norteamericanos en República Dominicana han sido pro-consules. Ellos no
comentan, sino que dan órdenes, y esperan que sus posiciones sean aceptadas sin
chistar.
De ahí que lo primero que debe tener un embajador
norteamericano, si se quiere presentar de liberal y representar a la nueva cara
de la democracia que representa Obama, es ser muy cuidadoso en sus
declaraciones.
En su charla ante la Cámara Americana de Comercio el
embajador norteamericano Raúl Yzaguirre se presentó como un pro-consul. Algo intolerable en una
nacion soberana.
Aunque prácticamente todos los políticos dominicanos se
callaron, hirió la sensibilidad nacional que se metiera a dar órdenes sobre
temas que son propios del devenir de los dominicanos.
Es más que lamentable, porque Yzaguirre tiene reputación
de trabajar a favor de las minorías en los Estados Unidos, y está al servicio
de un gobierno que dice busca presentar una nueva cara para los Estados Unidos.
El tono de su
charla, señor Yzaguirre, es inaceptable para un país libre y democrático. Y podría decir que inaceptable para la nueva
cara que quiere presentar su presidente.
Conocemos que en este mundo unipolar, los Estados Unidos
se levantan como quizás la única gran potencia, pero no tiene usted que recordarnos
que somos el patio del imperio, donde se nos puede echar en cara nuestras
debilidades, propiciadas e impulsadas por gobiernos de América.
Usted, señor Yzaguirre, como político liberal y a pesar
de su edad, de nuevo cuño, sabe que los nortemericanos son responsables y
culpables del atraso que viven los países latinoamericanos y del tercer mundo.
Poner fin a esas
intromisiones odiosas en asuntos internos de países como la República
Dominicana es la portada del libro de nuevas libertades que presenta el
Presidente Obama.
Su presidente es un hombre de color, que conoce el
atropello vivido por el sector étnico al que pertenece, y con todo respeto, nos
permitimos recordarle que usted tiene mucha relación con los chicanos, que han
sido golpeados por sectores hegemónicos de los Estados Unidos, enemigos de los
emigrantes.
Señor Yzaguirre para los dominicanos usted es la cara
visible de lo que Barack Obama presenta como la nueva América, no haga que el
pueblo desconfie y tema de sus palabras, y que le haga recordar a John Battlow
Martin, que de amigo del pueblo dominicano, se puso las botas de interventor
para tratar de dirigir nuestros destinos, en la revolución del 65.
La injerencia en los asuntos internos solo servirá para
que se mantenga la idea del Tío Sam con el garrote en las manos, y no que se
vean las manos solidarias que Obama tiende a las naciones pobres.
De seguro recuerda
usted a Marlon Brando, destacado actor norteamericano ya fallecido, en la
película “El Américano Feo”. Creía que
ese tipo de injerencias era parte de la ficción y el pasado……
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