Luis Miguel |
El “atractivo” o “los bonus” son ahora cuatro remixes ((incluido el reciente sencillo “Mujer de fuego”) en donde, por medio del manipuleo y la mezcla electrónica, se le quiere dar un toque más moderno, cantando lo mismo, cuando de sobra es conocido su poco riesgo al cambio.
¿Volverán a comprar sus fans lo mismo, con una parte remezclada? Parece que sí, porque hay algo más de peso en la edición especial: un calendario (hasta ahora un completo misterio) para que a sus fieles no se les olvide que él es el cantante con más presentaciones en la historia del Auditorio Nacional, con una marca de 26 conciertos en 2006, que se antoja insuperable de un cantante favorito de tiendas departamentales, supermercados, consultorios y oficinas.
El tour en el Auditorio para quien está cumpliendo 29 años de carrera era de ocho conciertos (que arrancarán e1 11 de febrero) tomando en cuenta el índice cambiario de la cuesta de este mes.
Sin embargo, los que lo quieren ver en directo, y que ya se saben sus pasos y brinquitos de memoria en DVD, han hecho un esfuerzo para que sean en total 16 conciertos de reclamo de, tan siquiera, uno de sus rayos solares.
Luismi canta, da y reparte de riguroso traje y bien peinado no sólo en la ciudad de México.
También brillará en Monterrey, Guadalajara y algunas ciudades californianas de EU para refrendar discográficamente ese éxito multiplatino, que no se reflejó como debiera en las ediciones pirata de Labios de miel que, vaya, ni siquiera se vio en las pilas de discos que suelen estar en los puestos de los tianguis y mercados.
Le sienta bien
Luis Miguel tiene en su cuenta personal 10 Grammy (cuatro estadounidenses y seis latinos) más 60 millones de discos vendidos en su carrera y la mayor proyección —que le envidian lo mismo potrillos que cantantes que se dicen amigos de Gustavo Cerati— con la que sueñan todos con la simple ecuación balada-bolero-mariachi-mariachi-bolero-balada-villancicos (que éstos sí deberían ser remix); aunque juran los que lo graban que se trata de pop latino.
El cantante, que debutó formalmente en 1981 en la boda de la hija de José López Portillo, nunca ha dejado de ser, como el título de la película de Denzel Washington: “Imparable”.
El hermetismo es sin duda su fuerte. Se ha especulado desde su nacionalidad hasta su vida privada, pasando por su reservadísimo trato con los medios, como su poca o nula participación en actos musicales altruistas y apoyo a causas nobles. Vamos, ni siquiera en el Teletón.
¿La muerte le sienta bien a Luismi? Parece también que sí, y juega con las cartas que le da la fama. El año pasa do, su novia nueva y los rumores sobre su posible desaparición del mundo ocuparon los titulares de los medios, que consiguieron histeria colectiva en las redes sociales, haciendo que casi tomaran cartas en el asunto los apostadores de uno de sus lugares favoritos: Las Vegas.
El diagnóstico que circuló cual si fuera capítulo de Los Expedientes Secretos X era que una enfermedad desconocida lo había llevado al hospital. Hubo también historias en la prensa amarilla sobre una liposucción, hojalatería y pintura en una clínica de Beverly Hills. Al final Luismi cantó victoria, pero informes filtrados dicen que la vio más cerca que cuando hace años se iba a estrellar en su jet privado. Otros intuyen que fue una confabulación para preparar su regreso, como Ricky Martin, quien se declaró gay y hasta escritor resultó aparte, claro, de cantante.
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