19.1.11

Obama a Hu Jintao: «Las naciones tienen más éxito cuando se respetan los derechos humanos»

Con todo el despliegue ceremonial reservado habitualmente para los mejores amigos y aliados, Barack Obama recibió  en la Casa Blanca al líder de una China convertida en principal rival estratégico de Estados Unidos. A la búsqueda de mayores niveles de cooperación y entendimiento.




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Obama ha reconocido que los dos países "se juegan mucho en sus respectivos éxitos". Con un nivel de interdependencia que afecta directamente a la prosperidad, seguridad y futuro de la súper-potencia americana y su alternativa asiática.
El arranque de la cumbre que aspira a redefinir para el siglo XXI la relación internacional más importante ha estado dominado por la apertura de un diálogo formal sobre derechos humanos. Con múltiples alusiones a la importancia global del respeto a los derechos y libertades fundamentales. Frente en el que China no está avanzando en correlación a su formidable transformación económica, tal y como ha quedado de manifiesto con el último premio Nobel de la Paz otorgado al disidente encarcelado Liu Xiaobo.
El presidente de Estados Unidos, sin llegar a mencionar en público cuestiones concretas, ha argumentado ante su colega chino que "las sociedades son más armoniosas, las naciones tienen más éxito y el mundo es más justo cuando los derechos y responsabilidades de todas las naciones y de todos los pueblos son respetados, incluidos los derechos universales de cada ser humano". Obama, además, ha confirmado la apertura de un proceso de diálogo formal y sincero con China sobre estas cuestiones.
El presidente Hu Jintao, que se ha prestado a realizar una nada habitual rueda de Prensa con Obama, ha llegado a reconocer que los derechos humanos en China "aún encaran muchos desafíos y aún queda mucho por hacer". Con la matización de que el régimen controlado por el Partido Comunista ha logrado "enormes progresos" en materia de libertades individuales y no está dispuesto a tolerar ingerencias en lo que considera como sus asuntos internos.
A pesar de las grandes diferencias de fondo, el líder chino ha retirado sus deseos de lograr mayor "confianza mutua" y "completa amistad" con Estados Unidos. Una sintonía que a su juicio debe estar basada en el respeto muto. Para el presidente de China, que ya se ha reunido en un total de ocho ocasiones con Obama, todo ese debido respeto debería extenderse tanto al modelo elegido para acceder al desarrollo económico como a los "intereses centrales" de cada país.
Obama, por su parte, ha admitido que las diferencias existentes en materia de derechos humanos con China "son una fuente ocasional de tensiones entre nuestros dos gobiernos". Según el ocupante de la Casa Blanca, Estados Unidos cree firmemente "en la universidad de ciertos derechos como la libertad de expresión, de religión y de reunión". Principios que según ha recordado Obama están reconocidos en el ordenamiento constitucional de China. Aunque para el líder americano todas esas diferencias no deben ser un impedimento para "cooperar en otras cuestiones de importancia crítica".
Al concluir el recibimiento oficial, la Casa Blanca ha confirmado una especie de lista de los Reyes Magos vinculada a esta cumbre, con un total confirmado de exportaciones de Estados Unidos a China valoradas en 45.000 millones de dólares. De todo ese paquete de contratos y negocios, el más sustancial es la adquisición de doscientos aviones de la compañía Boeing, por un valor de 19.000 millones de dólares. Además, Beijing ha accedido a abrir los procesos de licitación de grandes contratos tecnológicos, competencia en donde hasta ahora se favorecía sistemáticamente a compañías chinas.
«Ascenso pacífico de China»
Según se ha apresurado a estimar la Administración Obama, todos esos acuerdos comerciales van a facilitar la creación de 235.000 puestos de trabajo en Estados Unidos, especialmente en el sector industrial. Con insistencia por parte de la Casa Blanca en que el desarrollo económico de China, con envidiadas tasas de crecimiento anual del 10 por ciento, no es una mala noticia para nadie. Según ha reiterado Obama, "absolutamente creo que el ascenso pacífico de China es bueno para el mundo y es bueno para Estados Unidos".
Dentro del frente económico, la Administración ha aprovechado la ocasión para insistir en un mayor acceso de los productos y servicios americanos a la economía china, equivalente a un tercio de la de Estados Unidos. La Casa Blanca también ha insistido en cuestionar la infravaloración de la divisa china, el yuan, que favorece de forma injusta a las exportaciones del gigante asiático. Además de recordar todo lo relacionado con el respeto a la propiedad intelectual y la libertad de Internet cuestionada por China en su pulso contra Google.
A juicio de Obama, si China permite la libre cotización de su moneda, Estados Unidos conseguirá aumentar sus exportaciones y el régimen de Beijing también conseguirá fomentar su objetivo de aumentar toda su demanda doméstica. Según el líder americano, su país debe empezar a olvidarse del estereotipo de China como un acaparador de puestos de trabajo y contemplarse como socios comerciales cada vez más decisivos. En la actualidad, China supone un 14,3 por ciento de todo las exportaciones de Estados Unidos, relación sólo superada por Canadá.

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