La visita de Barack Obama a Brasil no está aliviando, por ahora, la cierta envidia que causó el respaldo inequívoco dado a la India el pasado noviembre para su incorporación como miembro permanente al Consejo de Seguridad de la ONU.
Ante su anfitriona, Dilma Rousseff, el presidente de EEUU se manifestó este sábado a favor de la reforma del organismo internacional pero evitó apoyar explícitamente la vieja aspiración del gigante sudamericano.
De poco sirvieron los esfuerzos de Dilma para presentar su país como un candidato idóneo al Consejo. "Brasil tiene un compromiso con la paz, con la democracia y con el consenso. Tenemos el orgullo de vivir en paz con nuestros 10 vecinos desde hace más de un siglo", aseguró la jefa de Estado tras reunirse con su homólogo en el Palacio de Planalto.
Obama destacó la "oportunidad histórica" de su viaje y se preocupó por destacar que "no es casualidad" la elección de Brasil como primera escala de una gira latinoamericana que lo llevará también a Chile, el próximo lunes, y El Salvador, entre el martes y el miércoles.
"No nos mueve un interés menor, como la ocupación burocrática de espacios de representación", advirtió Dilma. "Nos mueve la certeza de que un mundo multilateral producirá más paz y armonía entre los pueblos".
La obtención de un gesto simbólico a favor de la entrada de Brasil como miembro permanente -privilegio del que ahora sólo gozan China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia- se planteaba como uno de los grandes objetivos del Palacio de Planalto para este viaje, si bien las expectativas eran reducidas.
Al final del encuentro entre ambos líderes, lo máximo que obtuvo Dilma de Obama fue su "aprecio a la aspiración de Brasil", manifestado en el comunicado conjunto divulgado a primera hora de la tarde por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En el texto, el ocupante del Despacho Oval reconoce asimismo "las responsabilidades globales" asumidas por el país sudamericano en las últimas crisis internacionales.
Se espera que la jornada incluya también una visita a la cinematográfica favela de Cidade de Deus (Ciudad de Dios), que en los últimos días se ha sometido a un lavado de cara para recibir a su ilustre invitado con un espectáculo de 'capoeira' y percusión.
Ante su anfitriona, Dilma Rousseff, el presidente de EEUU se manifestó este sábado a favor de la reforma del organismo internacional pero evitó apoyar explícitamente la vieja aspiración del gigante sudamericano.
De poco sirvieron los esfuerzos de Dilma para presentar su país como un candidato idóneo al Consejo. "Brasil tiene un compromiso con la paz, con la democracia y con el consenso. Tenemos el orgullo de vivir en paz con nuestros 10 vecinos desde hace más de un siglo", aseguró la jefa de Estado tras reunirse con su homólogo en el Palacio de Planalto.
Obama destacó la "oportunidad histórica" de su viaje y se preocupó por destacar que "no es casualidad" la elección de Brasil como primera escala de una gira latinoamericana que lo llevará también a Chile, el próximo lunes, y El Salvador, entre el martes y el miércoles.
Objetivo frustrado
Sin embargo, al referirse a su compromiso para trabajar por la reforma del Consejo, el mandatario eludió citar directamente el caso brasileño y dejó así en el aire las palabras que había pronunciado ella minutos antes."No nos mueve un interés menor, como la ocupación burocrática de espacios de representación", advirtió Dilma. "Nos mueve la certeza de que un mundo multilateral producirá más paz y armonía entre los pueblos".
La obtención de un gesto simbólico a favor de la entrada de Brasil como miembro permanente -privilegio del que ahora sólo gozan China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia- se planteaba como uno de los grandes objetivos del Palacio de Planalto para este viaje, si bien las expectativas eran reducidas.
Al final del encuentro entre ambos líderes, lo máximo que obtuvo Dilma de Obama fue su "aprecio a la aspiración de Brasil", manifestado en el comunicado conjunto divulgado a primera hora de la tarde por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En el texto, el ocupante del Despacho Oval reconoce asimismo "las responsabilidades globales" asumidas por el país sudamericano en las últimas crisis internacionales.
Rumbo a Río
Una vez que complete su agenda en Brasilia, el gobernante estadounidense embarcará este sábado hacia Río. Al día siguiente subirá al Cristo Redentor junto a su familia antes de pronunciar un discurso en el Teatro Municipal, en el centro de la ciudad. El evento iba a celebrarse al aire libre hasta que la delegación alteró los planes alegando "preocupaciones" de seguridad vinculadas con la intervención en Libia.Se espera que la jornada incluya también una visita a la cinematográfica favela de Cidade de Deus (Ciudad de Dios), que en los últimos días se ha sometido a un lavado de cara para recibir a su ilustre invitado con un espectáculo de 'capoeira' y percusión.
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