Santo Domingo.-El complejo deportivo Parque del Este se ha desarrollado una especie de jueguito de “quita y pon” entre las autoridades que regentean diferentes instalaciones y desconocidos que penetran el día y hora que quieran.
Sin importar la vigilancia destacada en el parque deportivo cuya inversión en el año 2003 superó los mil millones de pesos, el pillaje no distingue entre una simple bombilla o una unidad de aire acondicionado, nevera, computador o cualquier otro equipo.
De una decena de grandes y modernas instalaciones deportivas las más afectadas son el pabellón de arquería, así como la cancha de hockey sobre césped y el esta estadio de fútbol. El rosario de robos no tiene cuentas en esas tres instalaciones.
Esto unido a la falta de mantenimiento ha ido aniquilando la operatividad de esas instalaciones. A casi ocho años de su construcción sus inquilinos sufren los rigores de la falta de mantenimiento.
Las tres acusan graves filtraciones en el techo que progresivamente han ido dañando el sistema eléctrico. La falta de agua ha obligado a clausurar baterías de baños. Los robos no cesan y temen dejar equipos de oficinas en las tres instalaciones.
Para dificultar la fechoría a los cacos las federaciones deportivas que ocupan esas instalaciones han debido aislar áreas con gruesas verjas y disponer por cuenta propia de un servicio de vigilancia.
También las federaciones han debido asumir los costos de reparaciones menores de sus instalaciones para evitar el colapso de estas.
Muchas de las piezas robadas son repuestas por las federaciones, pero los cacos vuelven por ellas y se las roban.
Arquería
El pabellón de arquería es una de las instalaciones que más robos ha registrado en la histo- ria del Parque del Este. “Aquí han hecho mil y un robo”, dijo el técnico Manuel Bartumeo, quien mostró a redactores de El Deporte de LISTÍN DIARIO el doble enrejado instalado en las facilidades para poner freno a los robos.
Aún así desconocidos que transitan por las avenidas que bordean la instalación hacen disparos en horas de la noche que impactan sobre los cristales.
El pillaje se lleva todo en los complejos
En ese pabellón los ladrones se llevaron en una ocasión una nevera botellero. También han cargado con computadoras, copiadoras y otros equipos de oficinas.
Además, a pesar de haber tenido dos agentes de seguridad residiendo en la instalación, en otra ocasión se llevaron todos los lavamanos y sanitarios. La federación compró y volvió a instalar estos y volvieron a llevárselos.
“Nadie responde por los robos..., simplemente no dicen que no tienen personal suficiente o que no tienen combustibles para el motor que tienen para patrullar”, explica Bartumeo, uno de los militares dispuestos en un destacamento para cuidar el complejo. Del lugar se llevaron tres unidades de aire acondicionado. El mantenimiento a esa instalación lo da la propia federación.
El techo del pabellón está afectado por múltiples filtraciones. Los sanitarios funcionan cuando llega el agua al lugar. El estadio de fútbol recibe a decenas de niños, jóvenes y adultos en diferentes horarios del día y que provienen de diferentes puntos de la zona oriental de la capital.
También ha sido seriamente afectada por los robos. Desconocidos han ido cargando, poco a poco, con unas gradas móviles de aluminio. Las denuncias ante los centinelas del complejo no han bastado para frenar los robos en el lugar. Estamos a merced del vandalismo”, afirma Rafael Rodríguez, uno de los dirigentes que coordina las actividades en esta instalación.
“No hay un plan de mantenimiento”, dice Rodríguez, al señalar la verja de malla ciclónica semi destruida, y unas gradas móviles de aluminio que han sido desvali- jadas por los cacos.
Además, “hemos tenido que clausurar los baños del público y cerrado también los vestidores”, dijo Rodríguez, lo que fue corroborado por Quispe Mendoza, quien tiene en el lugar una academia de iniciación de niños en el fútbol. También dirige allí el programa “Ganar con Concacaf”.
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