4.4.11

Noam Chomsky, un tanque

"Estados Unidos se opone a la regularización internacional de la venta de armas. En la sesión de la ONU del invierno de 2008, Washington votó contra un tratado mundial que regulara el comercio de armas, aunque no estuvo solo: Zimbabue se puso de su parte", escribe Noam Chomsky. El 40% del gasto militar es americano. Los ingenieros que levantaron el muro egipcio que sella su frontera con Gaza eran americanos. Israel es un satélite americano.

 Las "corporaciones de orientación internacional", quizá el gran asunto 'chomskyano', son entes casi inasibles y ubicuos, tentaculares y, por supuesto, americanos. Los artículos y conferencias de Chomsky, reunidos ahora en 'Esperanzas y realidades' (Urano) y en 'Gaza en crisis' (Taurus), nos hablan (con profusión de citas y notas a pie de página) de un reguero de sangre en torno a una "fuerte línea continuista", desde los inicios de siglo, con Wilson, hasta Obama. Reguero indistinto y fastuoso. No siente reparos el eminente Chomsky por el más que insinuado maniqueísmo (¿tolkieniano?) de demócratas (elfos)/republicanos (orcos) de 'El Ala Oeste de la Casa Blanca'.

La primera mitad de los escritos (de 2006 hasta 2009, reescritos en 2010 paraser editados en formato libro) de 'Esperanzas...' hace especial referencia a América Latina. Un muro americano: "La enorme construcción levantada a lo largo de la frontera con México para impedir la huida, desde el sur, de unas personas desesperadas, muchas de ellas víctimas del TLCAN y del terrorismo de EEUU en Centroamérica". En América, según Chomsky, "la tortura ha sido la práctica rutinaria desde los primeros días de la conquista del territorio nacional". Y así desde la esclavitud wilsoniana en Haití (por cierto, EE UU es responsable, dice Chomsky, en gran medida, de las terribles consecuencias del terremoto) a Reagan, casi siempre "vía CIA". Sobre El Salvador, años 80, escribe: "Reinado de torturas, asesinatos y destrucción". Pero hay más: golpe de estado de Brasil, del 64. Los Somoza de Nicaragua, y su Guardia Nacional (40.000 asesinatos, según Chomsky). Y con el golpe de Pinochet en Chile repite en varios de estos artículos un paralelismo con la caída de las Torres Gemelas. Las dos tragedias ocurrieron un 11 de septiembre: "Según cualquier criterio objetivo, fue mucho más grave [el de Chile] que el segundo 11 de septiembre, el de 2001".

La lucha contra la droga y el internacionalismo cubano
También la lucha actual contra la droga aparece leída en una nueva clave: la de la pujanza militar encubierta. Ecuador se resiste, como Bolivia; Colombia ya se ha vendido. Dice irónicamente: "Hugo Chávez es un tirano que está entregado a destruir la democracia". Y volviendo a Haití, el terremoto de 2010 ha supuesto "el regreso de los dos torturadores tradicionales de Haití, Francia y EE UU, que derrocaron el gobierno de 2004, secuestraron al presidente democráticamente elegido y lo enviaron a África Central". No condonaron además la "ilegítima deuda". Mientras tanto. Cuba, cedía sus médicos: "Auténtico internacionalismo de que ha hecho gala a lo largo de los años" (las víctimas de ETA podrían poner muchas pegas aquí, con el padrinazgo de Fidel). Y Venezuela "canceló al instante la considerable deuda de Haití por el petróleo".

Pero no piensen por esto (más o menos puntual) que los artículos recopilados son textos muy ideológicos; no, al menos, explícitamente, con una determinada terminología o plan general. Todo el aparato crítico, todos los engranajes y tecnicismos ideológicos quedan fuera. La cosa se centra en EEUU, con cierta asepsia, sin palabrería visionaria, denunciando la supuesta incoherencia de exigir a los demás cosas que EE UU no se aplica.

Es puntilloso, Chomsky. Citas de citas, congresos, actas, conferencias de secretarios, informes, facultades, congresos. No necesita reinterpretar las posibles bondades del sistema con determinado 'modus operandi' del entramado causal. Es como si todo fueran evidencias sin veladura que explicar. No hay bondad de este Imperio que haya que reinterpretar para obtener una maldad. Todo está claro. Ahí está el intento de golpe de estado contra Chávez en 2002, la caída de Zelaya en 2009... O, abriendo miras, estos monstruos: Ceaucescu (Rumanía), Marcos (Filipinas), Suharto (Indonesia), Chun (Corea del Sur). Problemas americanos, en realidad. Según estos textos, los EEUU (¡y las corporaciones!) sólo han tenido, al menos, un acto positivo y conciliador en el mundo: en el apartheid sudafricano, una versión suave del problema de Palestina.

Gaza y el rechacismo americano
La segunda parte de 'Esperanzas y realidades' se centra más en Oriente Medio, así como (íntegramente) 'Gaza en crisis', donde el historiador israelí Ilan Pappé (justo ahora Crítica reedita su 'La limpieza étnica de Palestina') escribe algunos artículos. Y donde se añade una conversación entre ambos. En el problema Palestino, Obama continúa ese "infame currículum de rechacismo", desde el 71, que se opone a la federación binacional que defendía Edward Said. Así: la línea del dolor mundial. Cita Chomsky al corresponsal y periodista Allan Nairn, para decir que desde Gerald Ford hasta Clinton hay: "más dolor (y más constante) que durante los años de Bush y Cheney". Y que estos últimos, con Rumsfeld, sólo "introdujeron algunas novedades" (en la administración de la tortura). El dolor, imponderable, tiene aquí un balance de constancias e inconstancias entre presidentes, puntualmente tasado por las corporaciones americanas pero mundiales.

Chomsky, eminente por desentrañar abstrusos asuntos de filosofía del lenguaje, no explica por qué el país que se tiene por primera democracia del mundo es más cínico que los países que postulen ser las primeras dictaduras del mundo. ¿El cinismo sólo es democrático? Tampoco nos dice qué propone además del cinismo y la fuerza (es decir, la diplomacia y el ejército) como mediación en política internacional. ¿La política internacional de una democracia ha de ser genuinamente democrática? De serlo, ¿cómo puede ser algo "democrático" fuera de unas fronteras políticas? ¿Una pandemocracia natural de países? ¿Cómo se trata democráticamente con un país no democrático? ). Se queja Chomsky, sobre el Imperio y su vacilante pro-democracia, de que algo "sólo se ajusta a los ideales expresados si también se ajusta a los intereses". ¿Su política exterior democrática concibe el desinterés en su espectro operativo? Dado que su propuesta no tiene una base histórica, no estaría de más algún detalle teórico (¿cómo, en qué se sustenta esta inédita y desinteresada igualdad mundial?), como alternativa a esa flagrante línea creciente de armamento americano y dolor mundial.

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