La
solución al impasse de la Junta Central Electoral muestra nuevamente que las
instituciones dominicanas son de cartón, que carecen de fuerzas y son mecidas
por los vientos de ocasión. La mediación
de sectores determinantes de la vida social tiene más peso que seguir los
reglamentos y actuar de acuerdo a lo que manda la ley interna.
La JCE
tenía obligatoriamente que solucionar el problema del centro de cómputos de
forma interna, con la opinión libre y soberana de sus cinco miembros jueces. El
tremendismo interno debe ser ahogado.
Su
fragilidad la hizo ser vapuleada por las posiciones de algunos partidos políticos
y ante un cierre de posiciones, tuvo que ir a la mesa de la mediación.
La Junta,
encargada de organizar las venideras elecciones, tiene que tener fuerza
representativa, y ante el mínimo problema no puede estar en la sede de una
universidad católica buscando soluciones.
Donde
debe imperar la ley, la mediación no tiene razon de ser. Somos siempre partidarios
del diálogo y la concertación, pero ello no debe doblar el pulso a las
instituciones.
Además,
cuando se busca a mediadores para problemas electorales queda demostrado que el
Tribunal Superior Electoral es una institución sin verdadero peso.
Sus
funciones son áreas, porque si hay mediadores no podemos costear esa
burocracia, para que vaya a litigar los problemas que se originen el día de las
votaciones.
Con
tribunal electoral, o con posiciones de la Junta Central Electoral, los
mediadores son los que seguirán mandando.
Temas
que trate el tribunal electoral tendrán que ir a la mesa de los mediadores, y
eso se verá más adelante en las venideras votaciones.
Algo que
dejó en claro el problema electoral, es que para los sectores mediáticos
dominicanos solo hay dos partidos políticos, los demás no cuentan.
Con el
acuerdo se oficializó el bipartidismo dominicano y se da paso a que se barra de
un plumazo a todos los grupos emergentes, que están legalmente reconocidos.
Los
partidos pequeños y grupos sociales coforman parte de la vida diaria
dominicana, y es una voz del pueblo que no se puede ahogar, pero ya se están
dando pasos hacia esa guillotina.
Por el
momento, el acuerdo es positivo, porque salvó un problema que empantanaba el
proceso, pero es tiempo de ir validando a las instituciones y echar la zapata
de concreto, y no de arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario