7.2.12

Instituciones de cartón


La solución al impasse de la Junta Central Electoral muestra nuevamente que las instituciones dominicanas son de cartón, que carecen de fuerzas y son mecidas por los vientos de ocasión. La mediación de sectores determinantes de la vida social tiene más peso que seguir los reglamentos y actuar de acuerdo a lo que manda la ley interna.


La JCE tenía obligatoriamente que solucionar el problema del centro de cómputos de forma interna, con la opinión libre y soberana de sus cinco miembros jueces. El tremendismo interno debe ser ahogado.

Su fragilidad la hizo ser vapuleada por las posiciones de algunos partidos políticos y ante un cierre de posiciones, tuvo que ir a la mesa de la mediación.

La Junta, encargada de organizar las venideras elecciones, tiene que tener fuerza representativa, y ante el mínimo problema no puede estar en la sede de una universidad católica buscando soluciones.

Donde debe imperar la ley, la mediación no tiene razon de ser. Somos siempre partidarios del diálogo y la concertación, pero ello no debe doblar el pulso a las instituciones.

Además, cuando se busca a mediadores para problemas electorales queda demostrado que el Tribunal Superior Electoral es una institución sin verdadero peso.

Sus funciones son áreas, porque si hay mediadores no podemos costear esa burocracia, para que vaya a litigar los problemas que se originen el día de las votaciones.

Con tribunal electoral, o con posiciones de la Junta Central Electoral, los mediadores son los que seguirán mandando.

Temas que trate el tribunal electoral tendrán que ir a la mesa de los mediadores, y eso se verá más adelante en las venideras votaciones.

Algo que dejó en claro el problema electoral, es que para los sectores mediáticos dominicanos solo hay dos partidos políticos, los demás no cuentan.

Con el acuerdo se oficializó el bipartidismo dominicano y se da paso a que se barra de un plumazo a todos los grupos emergentes, que están legalmente reconocidos.

Los partidos pequeños y grupos sociales coforman parte de la vida diaria dominicana, y es una voz del pueblo que no se puede ahogar, pero ya se están dando pasos hacia esa guillotina.
Por el momento, el acuerdo es positivo, porque salvó un problema que empantanaba el proceso, pero es tiempo de ir validando a las instituciones y echar la zapata de concreto, y no de arena.

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